El escándalo que supone que un promotor haya estado construyendo sin licencia un agroturismo de 500 metros cuadrados, afectando a una superficie de más de 7.000 metros cuadrados, con apertura de un camino de 300 metros incluida, sin que el servicio de disciplina urbanística del Ayuntamiento de Sant Josep lo identificara durante los casi dos años que han durado las obras, a pesar de que la irregularidad era muy notable y, por lo tanto, visible al producirse a escasos 200 metros de la carretera de Eivissa-Sant Josep, una de las vías más transitadas de la isla, crece conforme vamos conociendo más detalles.

Toma de conciencia.
Hoy publica Periódico de Ibiza y Formentera que el Ayuntamiento permitió que las obras continuaran, ya que no consideró oportuna su paralización tras tener conocimiento de las mismas. La falta de actividad municipal del gobierno de Josep Marí Ribas Agustinet fue suplida por el Consell d'Eivissa, administración que, en el ejercicio de sus competencias y ante la falta de respuesta del Consistorio, ordenó su suspensión. Que el Ayuntamiento mire hacia otro lado mientras se comete una irregularidad a plena luz del día es una decisión que es del todo intolerable. Es censurable que la inspección de las obras ilegales llegara solo después de la denuncia de un particular, lo que demuestra la ineficacia del servicio municipal, pero aún más que, después de la visita a las obras, no se decretara su paralización inmediata.

Inaceptable autocomplacencia.
Por mucho que se empeñe Marí Ribas, redactando comunicados con la clara intencionalidad de desprestigiar a este diario por haber informado a sus lectores de los pormenores tanto de las obras como de la actuación de Ayuntamiento y Consell y por haber publicado las fotografías aéreas del mismo, la respuesta municipal no puede ser calificada de «diligente», como hizo ayer el Ayuntamiento de Sant Josep. La actuación municipal es todo lo contrario que diligente y merece, cuando menos, una profunda reflexión.