Este periódico publicaba ayer una noticia positiva y otra negativa en materia sanitaria. Por una parte se informaba que la realización de las tomografías Axiales Computarizadas (TAC) en Formentera ha evitado más de 600 traslados de pacientes hasta el hospital Can Misses. Se trata, como recogía la información, de una demanda histórica del pueblo de Formentera, el último de Baleares en disfrutar de unos servicios sanitarios a la altura de lo que merecían los habitantes de la isla. Pero lamentablemente los traslados de pacientes y acompañantes entre islas y la península alcanzaron casi los 5.000 durante el primer semestre del año. Esta cifra sigue siendo excesiva.

Penalizar a los pacientes pitiusos.
La sanidad no es un servicio barato y mucho menos cuando hay que superar barreras complejas como son la insularidad. El problema es que sigue habiendo muchos servicios que solo se atienden en Mallorca y los pacientes tienen que viajar, y muchos de ellos junto a acompañantes. Que todavía 5.000 personas tengan que desplazarse en seis meses hasta Mallorca para ser atendidos demuestra que hay mucho camino por recorrer, que deben mejorarse la cartera de servicios en Can Misses, y también en Formentera, y que el problema de fondo es que hay especialistas que rechazan venir a las Pitiusas porque no les compensa económicamente, y de eso se ven perjudicados los ciudadanos.

La insularidad.
Cuando hace unas semanas saltó la polémica sobre el plus que cobran los miembros del Govern de Ibiza o Menorca por vivir en Palma (22.000 euros al año) se argumentaba que era imprescindible para garantizar que políticos no mallorquines pudiesen dedicarse a la política. Ese plus es positivo, pero resulta una diferencia abismal respecto a lo que cobran otros funcionarios por trasladarse de isla, incluidos los sanitarios. Mientras no se aborde esta cuestión seriamente seguirá habiendo muchísimos traslados de pacientes a Mallorca. ¿No resultaría más barato completar de una vez la cartera de servicios en Can Misses con especialistas mejor pagados? Ese es el debate de verdad.