El gobierno del Consell d'Eivissa, formado por PP y Ciudadanos, aprobó ayer los presupuestos de 2020 con el voto en contra de los dos grupos de la oposición y de la consellera no adscrita, Marta Díaz. La escenificación del desencuentro entre gobierno y oposición es algo que entra dentro de la lógica del debate político, por lo que no hay nada que objetar al sentido del voto de PSOE y Podemos, máxime cuando el proyecto elaborado por el gobierno de Vicent Marí supone una enmienda a la totalidad a la sumisión secular del anterior gobierno al Govern de Francina Armengol.
PSOE y Podemos abandonan a los ibicencos.
La anterior vicepresidenta y mano derecha de Vicent Torres, Marta Díaz, anunció ayer un voto de confianza en forma de abstención precisamente por «exigir al Govern y al Estado que paguen lo que les corresponde» y anunció una felicitación a Vicent Marí, si lo logra, dando a entender que no será una tarea fácil. Finalmente, Díaz votó en contra tras las críticas del gobierno de PP y Cs a la opacidad del ejecutivo de PSOE y Podemos.
Frente común.
La lógica reivindicación que está haciendo el Consell de Vicent Marí, al mismo tiempo que mantiene los compromisos adquiridos, pierde fuerza cuando no se está produciendo una deseable unidad de las fuerzas políticas ibicencas. PSOE y Unidas Podemos están ejerciendo de portavoces de Francina Armengol, en lugar de defender los intereses generales de los ibicencos y del Consell d'Eivissa. Yerran socialistas y populistas cuando insisten en que el Consell sí tiene dinero para afrontar los compromisos adquiridos porque el fondo de la cuestión es que esos recursos son necesarios para las competencias propias de la institución, no para el lucimiento con claros tintes electoralistas de sus gobernantes como pasó en el pasado. Sin ir más lejos, los 5,5 millones comprometidos para la Escuela de Hostelería no podrán ser destinados a inversiones en carreteras, transporte público o bienestar social, las tres competencias propias del Consell.