De nuevo los costes de la insularidad castigan a Ibiza y Formentera. Ahora es el transporte marítimo de mercancías el que se ve afectado. A partir del 1 de enero los precios de los fletes aumentarán de un 12 a un 20 % como consecuencia de la aplicación de una normativa medioambiental de la Unión Europea. Las compañías navieras se ven obligadas a utilizar combustibles más sostenibles y menos contaminantes. Ello significa usar fueloil y gasoil, con menos óxido de azufre, pero más caros. Este sobrecoste repercutirá en el precio que pagarán los transportistas y, a la postre, los consumidores.
La factura de la sostenibilidad.
Los problemas se acumulan en la Direcció General de Ports i Aeroports. Si ayer la cuestión que preocupaba era el desorbitado aumento de las tarifas aéreas en Navidades, ahora llega la subida de los fletes marítimos. Se va a convocar la Mesa del Transporte Marítimo para abordar esta cuestión, que tendrá efectos muy nocivos para la competitividad de la economía pitiusa. Las asociaciones empresariales ya han mostrado su lógica preocupación. Hay que apostar por la sostenibilidad, pero la factura no la debe pagar el consumidor de las Islas.
Europa y el REB.
La Comisión Europea y la Organización Marítima Internacional consideran que hay que ir más lejos y rebajar aún más las emisiones de óxido de azufre en el Mediterráneo. Si se va en esta línea y se reduce del 0,3 % –previsto para el 2020– al 0,1 %, de nuevo se dispararán los fletes. Ante estas perspectivas, que afectan gravemente a la línea de flotación de la economía, la única salida es un auténtico Régimen Especial Balear (REB) que compense con fondos estatales y europeos esta subida del transporte por vía marítima. Nos enfrentamos a otro grave problema, como el de la financiación autonómica, pendiente de que haya nuevo Gobierno. Mientras tanto, Balears debe hacer frente, con pocos medios, a una situación cada vez más complicada.