Tras un fin de semana para la reflexión, mañana los dirigentes designados por el PSIB-PSOE, Més y Podemos retomarán las negociaciones para articular una nueva mayoría parlamentaria que posibilite la segunda investidura de Francina Armengol como presidenta de la Comunidad Autónoma. El pacto exige el entendimiento para redactar un programa de gobernabilidad -en la línea de los ‘Acords pel canvi' de junio de 2015- y la definición del organigrama con la asignación de cargos y responsabilidades de gestión. El partido de Pablo Iglesias, que hace cuatro años optó por quedar fuera de las instituciones, ahora quiere incorporarse para desempeñar áreas aún por definir. En cambio, Més per Mallorca insiste en sus reivindicaciones sobre política territorial, carreteras, tener representatividad al margen de las presidencias y exigir al Gobierno del Estado para mejorar la financiación de Balears y dotar de contenido, sobre todo fiscal, al REB.

Desencallar las negociaciones.
Los resultados electorales del 26-M han diseñado un escenario político en Balears distinto al que arrojaron las urnas en 2015. Las formaciones de izquierdas suman y están en condiciones de volver a formar gobierno, aún cuando Més per Menorca ya ha anunciado que no entrará en el próximo Govern e incluso valora abstenerse y no apoyar la investidura de Armengol. La próxima semana será decisiva para desencallar las negociaciones, aproximar posturas y concretar los pactos entre PSIB-PSOE, Més y Podemos. Desde la exigencia no es posible el entendimiento.

Balears necesita estabilidad institucional.
Las tres formaciones aspiran a tener visibilidad, en función de los resultados obtenidos. Si no se cierra el nuevo pacto, la candidata socialista se verá abocada a un gobierno en minoría. En caso de desacuerdo, la aritmética parlamentaria abre esta posibilidad. Pero eso no sería lo mejor para Balears, pues se necesita estabilidad y un Govern fuerta para que su voz sea tenida en cuenta por el Gobierno central.