Los partidos PSIB-PSOE, Més per Mallorca y Podemos están dispuestos para comenzar a negociar un eventual pacto de gobernabilidad que permita la investidura de Francina Armengol y la formación de un nuevo Govern. Los equipos negociadores ya están formados y todo está a punto. Pero a diferencia de lo que sucedió en 2015, en esta ocasión habrá máxima reserva y total discreción. Més no ha decidido si entrará en el futuro Ejecutivo autonómico, al contrario que Podemos, que lo tiene muy claro desde el principio. No repetirán el “error” de la legislatura pasada. Ahora lo que cuenta es el poder y el reparto de cargos.

Se decide en Palma.
Pero aunque nadie lo diga, no cabe duda de que los pactos de gobierno en las instituciones de Ibiza también se deciden en Palma. Se trataría de alcanzar acuerdos globales por los que unos renunciarían al protagonismo que las urnas les otorgaron el 26-M, para ganarlo en otras instituciones u órganos de poder donde los resultados no fueron los esperados. Solo así se explica que las formaciones que resultan claves para alcanzar mayorías, estén tácitamente dando por hecho que lo que vaya a suceder en Ibiza se decide en Palma. Pero se encargan de defender que pese a ello, se hará lo que se decida aquí. Cuesta creerlo.

Decisiones difíciles.
Ciudadanos deberá decidir si pacta en el Consell d'Eivissa con el PP, como parece lo más lógico y razonable, o lo hace con el PSOE pero apartando a Podemos, que aceptaría el ninguneo a cambio de beneficios en otras instituciones como quizás en el Govern. Es difícil de creer, pero nada hay imposible en política, cuando se trata de alcanzar el poder. Sin embargo, hacerlo a costa de lo que sea, tendría un coste político enorme, algo que también deberá ser valorado por cada formación. Cs Ibiza tendría difícil explicar a sus votantes apoyar al PSOE en el Consell, y aún así sería un gobierno en minoría que requeriría el apoyo de Podemos. Y Podemos tendría igualmente muy complicado argumentar a sus electores un eventual respaldo a un acuerdo entre PSOE y Cs.