Durante décadas, el tráfico marítimo perdió buena parte de su protagonismo social y económico en Balears a cuenta del transporte aéreo como vía de llegada de turistas; nuestra principal fuente de riqueza. Sin embargo, en los últimos años el papel de las instalaciones portuarias se está revalorizando, en especial por el auge en la llegada de cruceros y la necesidad de modernizar unas instalaciones por las que entran y salen las mercancías que precisan las Islas. Este año, la Autoritat Portuària de Balears, que preside Joan Gual, ha logrado cerrar un importante acuerdo que garantiza inversiones multimillonarias en la red de puertos del Estado –aquellos que tienen tráfico comercial– en un ajustado margen de tiempo, hasta el 2021.
Un cambio radical.
Invertir 186 millones de euros en apenas tres años supone llevar adelante una apuesta crucial por el transporte marítimo en Balears, es la plasmación de una estrategia en la que la APB tiene un papel determinante para dar el salto definitivo en unas instalaciones que deberán servicio en condiciones óptimas hasta bien entrado este siglo. En la planificación no cabe la improvisación y cualquier error puede acabar siendo un fiasco. El puerto de Palma se encuentra inmerso en un proceso que determinará su futuro. La reforma del Moll Vell, donde se instalarán los astilleros, la remodelación del Paseo Martímo y la adecuación de los muelles de Paraires para el atraque de los grandes cruceros dejan claras las intenciones de la APB.
Compromiso social y político.
Los planes de la Autoritast Portuària cuentan con un amplio consenso político que permite asegurar las inversiones comprometidas, todas ellas imprescindibles para no perder competividad entre el resto de destinos, especialmente los turísticos, del Mediterráneo. Es mucho lo que hay en juego para Balears, una industria náutica creciente, y, en especial unas vías de comunicación marítima modernizadas.