El pequeño Arthur Robinson Lliteras es la víctima número trece ocasionada por la riada del pasado día nueve sobre la comarca de Llevant de Mallorca, en especial sobre Sant Llorenç des Cardassar.

La localización del cuerpo sin vida del niño, a pocos metros donde apareció su madre y su hermana logró salvarse gracias a la providencial intervención de un ciudadano alemán, cierra días de incertidumbre, de labor incansable, de esfuerzo sobrehumano para poner un definitivo punto y aparte a la tragedia.

El final a una búsqueda incansable en la que ninguno de los servicios implicados ha escatimado esfuerzos, una labor que también merece ser reconocida por inevitable que haya sido el desenlace.

Respaldo de la Casa Real

La presencia de los Reyes, don Felipe y doña Letizia, en el funeral oficiado ayer en la iglesia de Nostra Senyora dels Dolors de Manacor por el obispo de Mallorca, Sebastià Taltavull, es una prueba del homenaje que las más altas instancias del Estado han querido rendir a víctimas de la riada, acercándose a sus familiares para transmitirles su apoyo en estos momentos.

Es importante que ahora la comarca de Llevant sienta el apoyo institucional para que pueda levantarse y encarar el futuro, la sociedad balear en su conjunto –la presencia masiva de voluntarios fue una buena muestra de ello– ha dado una extraordinaria muestra de solidaridad con los afectados y este sentimiento tiene que materializarse en ayudas.

Responder las preguntas

A partir de ahora es el momento de aclarar qué sucedió el 9 de octubre en el Llevant, cómo y de qué manera se intervino frente a la catástrofe, para depurar las eventuales responsabilidades frente a los posibles errores cometidos.

A partir de ahora se entra en una nueva fase en la que es lícito reclamar respuestas, desde el rigor y sin oportunismos. En el análisis de este episodio es exigible la verdad, por dolorosa que ésta sea, y el compromiso de rectificar los fallos que se constate que se hayan podido cometer.