El anunciado descuento del 75 por ciento a los residentes en Balears en el importe de sus billetes a la Península, tanto por vía aérea como marítima, deberá esperar. La tramitación de los Presupuestos Generales del Estado deja en manos de un decreto del Gobierno la entrada en vigor de esta medida, un compromiso ‘estrella’ del anterior presidente, Mariano Rajoy, que el actual equipo se había comprometido a mantener. Al final, los ciudadanos de las Islas deberán esperar, al igual que los canarios, por la manifiesta incompetencia de nuestros gobernantes; incapaces de evaluar el impacto social y económico de este tipo de medidas. La indignación es, quizá, la palabra que mejor define el sentir de la sociedad balear ante este nuevo agravio.

Un juego político. El expresidente Rajoy no quiso anunciar en Palma la plasmación del descuento en las cuentas públicas y lo hizo en Canarias, una vez tuvo asegurado el apoyo de Nueva Canarias a sus presupuestos. El cambio de Gobierno no debía poner en peligro una iniciativa muy reclamada por los ciudadanos, abaratar los viajes a la Península es una vieja aspiración siempre matizada por la escalada de precios en el transporte. Ahora, la demora –por el momento– será de seis meses; una plazo que siempre puede ampliarse por cualquier motivo. Para los baleares no hay urgencias.

Malas noticias. Los malos augurios no dejan de sucederse desde el Gobierno en su relación con Balears. El Régimen Especial de Balears ha quedado varado a la espera de que se conforme la nueva Administración socialista, el presidente Sánchez ha descartado la reforma del actual sistema de financiación autonómica y, ahora, se plaza la entrada en vigor de la ampliación del descuento de residente. Tres aspiraciones colectivas de las Islas que han quedado aparcadas y que, por lo menos, tienen un futuro muy incierto. Puede concluirse que nada ha cambiado en Madrid.