La dimisión del conseller de Medi Ambient del Consell d’Eivissa, Miquel Vericad, y la reorganización de competencias llevada a cabo como consecuencia de ella, da por zanjada una crisis de gobierno que parece haberse resuelto con los mínimos daños posibles, aunque está por ver si el “divorcio” entre Podem y Guanyem tendrá más consecuencias en el futuro.

La entrevista que ayer publicó este periódico a la vicepresidenta de la máxima institución insular y secretaria general de Podem Eivissa, Viviana de Sans, refleja un importante cambio de estrategia política, donde prima el minimizar la gravedad de la situación y buscar su resolución sin comprometer otros compromisos de mayor importancia, como el pacto de gobierno con el PSOE. Pero es dudoso que Guanyem haya llegado a la conclusión de que fue un error que Vericad votase en contra de la zonificación.

Mayor responsabilidad.

Desde este punto de vista, está claro que el ejercicio del gobierno comporta la asunción de una mayor responsabilidad que De Sans ha interiorizado claramente y así lo reconoce al defender que es positivo que Podemos esté en las instituciones. Aunque está claro que como todo en la vida, tiene efectos positivos y negativos.

La parte positiva es la propia acción de gobierno y la toma de decisiones; y la parte negativa es el desgaste del ejercicio del poder, de errar en las decisiones que se adoptan y del riesgo de no contentar a una parte del electorado.

Satisfacción.

De sus respuestas, se puede inferir que De Sans está satisfecha con lo hecho por su formación desde el Consell d’Eivissa, citando los cambios en la protección del territorio, en servicios sociales y en movilidad; y que estaría dispuesta a repetir.

Lo que sí se percibe claramente es una evidente madurez en el discurso político y también en las formas, en apariencia menos estridentes y radicales. Podem parece haberse asentado en posiciones posibilistas y las voces críticas internas ya no se oyen. Por algo será.