El vicepresidente y titular de la Conselleria de Turisme, Biel Barceló, anunció que no renunciará al cargo a pesar de la imputación de dos de sus más directos colaboradores en sendas causas judiciales: el director de la Agencia Balear de Turisme Pere Muñoz –por el llamado ‘caso Contratos’– y la directora general de Turisme, Pilar Carbonell –imputada en el ‘caso Cursach’–. El exigente código ético del Govern está generando una evidente desestabilización institucional al provocar dimisiones de altos cargos como reacción a la consideración de investigados por los jueces. Esta circunstancia está siendo aprovechada por uno de los socios del Pacte, Podemos, cuyo portavoz parlamentario, Alberto Jarabo, reclama también la dimisión de Barceló.

El Pacte se resiente.
La tensión interna que vive el Pacte amenaza la estabilidad del Govern que preside Francina Armengol y muy en especial la figura de su vicepresidente. Podemos vuelve a tratar de ganar el protagonismo político con un desmarque de recorrido incierto, pero que a buen seguro erosiona la imagen de cohesión del Ejecutivo balear. En los casos de los dos exresponsables de Turisme –departamento que gestiona Més– investigados por supuestas irregularidades, hay que advertir que se trata de cuestiones todavía en fase de instrucción, sin que se hayan fijado medidas cautelares y que, además, no plantean aspectos relacionados con la obtención de beneficios personales. A la vista de otros precedentes similares en Balears, los juicios precipitados pueden inducir al error.

La mediación
Esta nueva crisis interna del Pacte requiere la intervención de la presidenta Francina Armengol, que, de manera más o menos explícita, debe reconducir la situación entre dos socios imprescindibles del Pacte, Més y Podemos. Un área tan importante como es Turisme no puede seguir siendo castigada, en esta ocasión, con fines de supuesto rédito electoral.