Esta semana se han cerrado oficialmente los proyectos que serán financiados por el fondo del impuesto sobre el turismo sostenible y que traerán inversiones por valor de 7,7 millones a Ibiza y 2,2 millones a Formentera, una suma similar a la que recibirá Menorca pese a que esta isla tiene menos población y recibe muchos menos turistas que las Pitiusas. Un aspecto que en Ibiza tan sólo parece haber inquietado al Partido Popular, la única formación que ha levantado la voz ante este reparto desigual y que perjudica notablemente los intereses de nuestras islas.

Contentar a los municipios. En la convocatoria de este año el Govern ha querido complacer a los ayuntamientos ya que el año pasado no se tuvo en cuenta ninguno de los proyectos que presentaron. En Ibiza, todos los municipios tienen algún proyecto ‘agraciado’ con los fondos del impuesto turístico excepto Sant Joan, que por segundo año se ha quedado sin inversiones. Reformas como las de los paseos marítimos de ses Figueretes o el de la bahía de Portmany son proyectos absolutamente necesarios pero las bases establecían que se daría prioridad a las inversiones relacionadas con el ciclo del agua y la nueva depuradora de Portinatx, que ha sido descartada por el Govern, encaja perfectamente en el espíritu de este impuesto. Este hecho deja entrever que los criterios utilizados son más bien políticos que medioambientales. Al menos, en esta ocasión, el dinero no va a parar a proyectos que el Govern ya se había comprometido a financiar.

La recaudación. Los agravios con Ibiza empezaron desde el inicio de la tramitación del nuevo impuesto ya que lo más razonable hubiera sido que la cantidad recaudada en cada isla se reinvirtiera en el mismo territorio y no fuera necesario que pasara por el ‘filtro’ de Mallorca, donde históricamente las Pitiusas suelen salir perdiendo casi siempre. Este sería uno de los aspectos del impuesto turístico a mejorar en un futuro y que beneficiaría enormemente a nuestras islas.