La multitudinaria manifestación que ayer recorrió el centro de Barcelona, encabezada por el Rey, evidenció el clamor unánime de la sociedad catalana, y española, en contra del terrorismo yihadista. Sin embargo, resulta inevitable resaltar que la CUP no dejó pasar la oportunidad para volver a explicitar su capacidad de movilización de sus bases, que protagonizaron las protestas contra la presencia de las primeras autoridades del Estado y exhibieron numerosas pancartas denunciando las relaciones comerciales de España -basadas en las venta de armas- con los países árabes que apoyan el yihadismo. Con todo, lo más trascendental de lo ocurrido ayer en la capital catalana es que no hay fisuras en la condena a los atentados del 17-A.
Gesto del rey. En una marcha repleta de simbolismos, entre las primeras autoridades se intercalaron jóvenes de diferentes religiones y etnias, no puede pasar desapercibida la presencia del Rey. La de ayer fue la primera manifestación que contó con la asistencia del jefe del Estado; hecho que no se dió ni tras el 11-M ya que fue el propio don Felipe el que ostentó la representación de las Casa Real; pero en su condición de Príncipe de Asturias. El compromiso de la Corona, en esta ocasión, contra el terrorismo se he explicitado como nunca en las calles de Barcelona.
Apoyo balear. La amplísima representación institucional y política de Balears, encabezada por la presidenta Francina Armengol, que acudió a la manifestación de ayer trató de transmitir no sólo la unidad sino también el afecto de los ciudadanos de las Islas a las víctimas de los atentados de Barcelona y Cambrils, además de a todo el conjunto de la sociedad catalana en estos momentos tan complicados y que han generado la lógica incertidumbre. Como bien apunta el lema de la manifestación, No tinc por, el miedo sería la victoria de los terroristas. Bajo ningún concepto tienen que lograr su objetivo.
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