Casi cuatro días ha tardado la policía británica en confirmar el asesinato de Ignacio Echeverría, el español que trató de proteger a una mujer en el puente de Londres cuando era atacada por los yihadistas el pasado sábado. Murió en circunstancias todavía desconocidas. Este trágico episodio se ha visto agravado por la inexplicable lentitud de las autoridades en todo el proceso de identificación, el cual se ha prolongado, pese a la presión diplomática del Gobierno español, hasta la extenuación de los familiares, que ha mantenido en todo momento una serenidad ejemplar. Sin embargo, hasta hoy no se entregará el cuerpo. Nadie ha explicado los motivos de la angustiosa demora, la cual ha dado pie a todo tipo de especulaciones sobre el paradero de Echeverría.

Explicaciones convincentes. Scotland Yard debe justificar las razones por las que ha tardado tantos días en admitir la muerte de Echeverría, más si se tiene en cuenta que, desde el pasado lunes, su familia había facilitado todos los datos necesarios para su identificación. Cabe preguntarse si la actitud de la policía británica ha respondido a razones operativas vinculadas con la investigación del ataque yihadista o, como parece, a una total descoordinación interna. La familia de Echeverría merece estas explicaciones, así como todos los detalles de su heroica intervención durante el ataque y que acabó costándole la vida.

Clima electoral. La política británica ha estado sumida estos días en pleno proceso electoral, que culmina en los comicios legislativos de ayer. El debate sobre el ‘Brexit’ –que debía centrar la campaña– ha sido sustituido por el de la seguridad nacional, en el que los dos principales candidatos, la ‘premier’ conservadora Theresa May y el laborista Jeremy Corbyn, han mantenido posturas casi antagónicas. Gran Bretaña vive hoy una jornada trascendental para su futuro con el ‘Brexit’ y el terrorismo como cuestiones más urgentes.