La dimisión de Esperança Camps, consellera de Transparència i Cultura, el día que el Consolat presentaba a bombo y platillo la Oficina Anticorrupción –un proyecto fruto del trabajo de dos consellerias, Transparencia y Presidencia– es un ridículo que alcanza a la presidenta Francina Armengol. Camps se va tras reconocer el enfrentamiento con sus directores generales, a los que ha acusado de inoperancia y de haberla torpedeado con filtraciones a la prensa. Tal desaguisado es vergonzoso. Camps ha demostrado su propia incapacidad para el cargo, pero tal evidencia queda en parte mitigada porque no pudo nombrar a su propio equipo. Sus altos cargos son fruto de un reparto entre Més por Mallorca y Més por Menorca. Ha habido poca sintonía entre ellos y finalmente han chocado con la consellera. Así es imposible que funcione una institución.
EDITORIAL
La inevitable dimisión de la consellera Camps
Eivissa02/04/16 0:00
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Psoe, Psib, Mes Mallorca, Mes Menorca, Podemos todos juntos.... no puede salir bien, de ninguna de las maneras.