Este diario desveló la semana pasada que el Consell d'Eivissa convocaría una consulta popular (así lo ponía la convocatoria que se hizo llegar a los afectados) sobre la carretera de Santa Eulària. El lunes, el presidente del Consell, Vicent Torres, precisaba que la consulta consistirá en hacer una serie de encuestas entre ciudadanos afectados por la reforma de la carretera para conocer su opinión sobre el proyecto de la institución insular. Tanto Torres como su vicepresidenta primera, Viviana de Sans, aclaraban que, digan lo que digan los ciudadanos, las obras de la carretera comenzarán en un plazo más que razonable. La culpa del retraso, por supuesto, es del anterior gobierno del Consell, según Vicent Torres.

Responsables. No seremos nosotros los que aplaudamos la gestión del gobierno de Vicent Serra en materia de carreteras. Se criticó en su momento y no conviene olvidar que la tramitación de la carretera de Santa Eulària se ralentizó tanto que acabó la legislatura sin haber hecho ni un metro de carretera. Pero ahora gobiernan otros y son los responsables de tomar decisiones que beneficien a los ciudadanos. No hace falta tampoco insistir en que, hoy por hoy, la reforma de la carretera de Santa Eulària es una de las principales necesidades que tiene la isla junto a resolver los problemas del agua.

Innecesario. Desde este mismo espacio apuntamos hace unos días que hacer una consulta sobre un tema que todo el mundo considera prioritario era absurdo. Pero lo más ridículo es que la consulta no va a servir para nada. Si es así, ¿para qué lo hacen? ¿Y si de forma clamorosa los ciudadanos consultados reclaman un nuevo proyecto? ¿No es tomarle el pelo a los que serán consultados? Esta propuesta parece hecha a medida para contentar a los dirigentes de Podemos. Es absurdo consultar para luego no hacer ni caso a las reclamaciones ciudadanas. Y habrá que ver qué cuesta todo esto. Parece que hay problemas más graves que convocar consultas para luego, al final, todo quede igual.