EditorialEivissa13/02/15 0:00
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La Autoritat Portuària anunció ayer que aplaza cualquier decisión sobre Es Martell hasta después de las elecciones municipales del 24 de mayo. La decisión de la Autoritat Portuària confirma que los políticos, en lugar de ofrecer soluciones, muchas veces complican las cosas, en este caso la reorganización de La Marina de Vila. El aplazamiento del futuro de es Martell hasta después de las elecciones confirma dos cosas: en primer lugar, que el Ayuntamiento de Vila no tiene un criterio claro de lo que quiere. Segundo, que prevalecen las decisiones políticas, a veces sin mucho criterio, sobre el sentido común. El resultado es evidente: la reforma del puerto no incluye Es Martell hasta después de mayo.

Culpables. El candidato de los socialistas al Ayuntamiento de Vila, Rafel Ruiz, daba toda la culpa de la situación que se vive en Es Martell a la Autoritat Portuària. Es injusto hacer este planteamiento porque la Autoritat Portuària se ha visto envuelta en los cambios políticos que se han vivido en Vila en los últimos años. El pleno del ayuntamiento ha hecho diferentes propuestas y la Autoritat Portuària, ante los cambios de criterio del municipio, ha decidido paralizar cualquier decisión. Nada que decir al respecto.

Parque o edificio. El Ayuntamiento de Vila apostaba por un parque en el espacio que actualmente ocupa el edificio de es Martell. Quizás la idea es buena, pero tampoco se ganaba excesivo terreno, teniendo en cuenta que el espacio que hay en la Marina es amplio y supone un respiro para la ciudad. Sea como sea, los futuros gobernantes de Vila, sean quienes sean, serán los que decidan. Sin embargo, culpar a la Autoritat Portuària de intentar tener beneficios económicos en Eivissa tampoco debería escandalizar a nadie. Estamos demasiado acostumbrados a que los organismos públicos no dejen de derrochar dinero. Si hay una institución que consigue lo contrario, bienvenida sea. Y si Eivissa es uno de los pocos sitios donde es posible ganar dinero, seguramente es una señal de que la isla supone un atractivo económico. No parece que sea nada grave.