Ha sorprendido el rifirafe que han mantenido en las últimas horas el presidente del PP ibicenco, Vicent Serra, y el candidato de los populares en Sant Antoni, Pepe Sala. Es público y notorio que ambos políticos no se entienden desde hace tiempo, pero ha resultado sorprendente incluso para los dirigentes del PP que la disputa se haya llevado al terreno público. Sala ha criticado la asunción de las competencias turísticas por parte del Consell d'Eivissa y Serra ha acusado a su compañero de partido de estar mal informado y actuar con mala intención. Todo muy poco edificante para un partido que aspira a seguir gobernando después de las elecciones del próximo mes de mayo.

Dar ejemplo. Los partidos políticos tienen la obligación de dar una imagen de unidad ante los ciudadanos. En todas las formaciones políticas hay problemas, pero llevarlas al terreno del enfrentamiento personal no es bueno ni para los protagonistas ni tampoco para los ciudadanos. En este caso, sorprende que Pepe Sala y Vicent Serra no hayan sido capaces de superar los problemas que comenzaron cuando ambos disputaron la presidencia insular del PP. ¿No era mucho mejor hacer un ejercicio de responsabilidad y alcanzar puntos de encuentro? ¿no pueden olvidar sus diferencias personales y ser conscientes de que el PP, hoy por hoy, es la única la única alternativa para los votantes de centro derecha?

Elecciones ya. La disputa entre Serra y Sala tiene aún más gravedad ya que se produce cuando faltan poco más de cuatro meses para las elecciones. No parece que sea el momento para peleas públicas. Y también sorprende que nadie en el PP, que intenta hacer creer que es la única opción sólida y unida frente a la dispersión de la izquierda, diga públicamente que estas disputas crean rechazo entre los ciudadanos. Si el PP quiere seguir siendo una opción sólida para gobernar lo primero que tiene que hacer es olvidar viejas rencillas y ponerse a trabajar. Con desunión ningún partido gana las elecciones, algo que Serra y Sala saben perfectamente.