Las patatas son un alimento básico en muchos hogares, pero no es raro encontrarlas con brotes tras haber pasado un tiempo en la despensa. Estos brotes, que pueden aparecer en cuestión de días si las condiciones de almacenamiento no son las adecuadas, afectan tanto a su aspecto como a su calidad. Sin embargo, un pequeño cambio en la forma de almacenarlas podría hacer que se mantuvieran frescas durante mucho más tiempo.
Esto es lo que asegura la reumatóloga y creadora de contenido Erin Carter en un vídeo compartido en TikTok, en el que revela el paso a paso para evitar que las patatas germinen antes de tiempo. «Si tus patatas están germinando o se están poniendo malas antes de que tengas la oportunidad de usarlas, necesitas ver este vídeo», advierte.
Según explica, el error más común es almacenarlas en una bolsa de plástico, ya que este material atrapa la humedad y acelera la germinación. En su lugar, recomienda transferirlas a una bolsa de papel, lo que permite una mejor ventilación y absorbe el exceso de humedad. Pero el verdadero secreto, según la experta, está en añadir una manzana dentro de la bolsa junto a las patatas. «Sé que suena loco. Solo confía en mí», dice Carter en su vídeo.
Este método, basado en principios de conservación natural, se debe a que las manzanas liberan etileno, un gas que ayuda a retrasar la germinación de las patatas. Para maximizar su efectividad, también recomienda guardar la bolsa en un lugar fresco y seco.
¿Se pueden comer patatas germinadas?
Más allá de su aspecto poco apetecible, el consumo de patatas con brotes puede suponer un riesgo para la salud. Según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), cuando las patatas comienzan a brotar o desarrollan manchas verdes, aumentan su concentración de glicoalcaloides, compuestos naturales como la solanina y la chaconina, que en grandes cantidades pueden ser tóxicos.
El riesgo de sufrir efectos adversos depende de la cantidad ingerida. Según la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), una dosis de 1 mg por kilo de peso corporal al día puede causar síntomas como náuseas, vómitos o diarrea.
El riesgo para los adultos es mínimo ya que tendrían que consumir grandes cantidades para que estos efectos fueran preocupantes. Sin embargo, en bebés y niños pequeños el riesgo es mayor, ya que su peso hace que alcancen concentraciones tóxicas con menor cantidad de patata ingerida.
Para reducir la exposición a estas sustancias, los expertos recomiendan:
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Evitar las patatas con manchas verdes o brotes visibles.
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Almacenarlas en un lugar oscuro, ya que la luz favorece la producción de solanina.
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Pelar las patatas antes de consumirlas, ya que la piel y las zonas verdes concentran hasta 10 veces más glicoalcaloides que la pulpa.
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Eliminar completamente los brotes o, si la patata está demasiado germinada, desecharla.
Cómo conservar las patatas en buen estado
Además del truco de Erin Carter, hay otras formas de evitar que las patatas germinen o se echen a perder antes de tiempo. La OCU recomienda:
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Comprar solo la cantidad necesaria para evitar almacenarlas durante demasiado tiempo.
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Seleccionar patatas sin daños ni brotes en el momento de la compra.
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Guardarlas en un lugar fresco, seco y bien ventilado, evitando el frigorífico, ya que el frío convierte su almidón en azúcares, afectando su sabor y textura.
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Cocinar las patatas adecuadamente: hervirlas reduce hasta un 65% de los glicoalcaloides, mientras que freírlas a 170°C puede eliminarlos en un 90%. Sin embargo, no se recomienda superar esta temperatura, ya que podría formarse acrilamida, una sustancia potencialmente perjudicial para la salud.
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