Una niña a la que hacen cosquillas. | Freepik

Las cosquillas pueden resultar divertidas o ser nuestra peor pesadilla. Aunque nos riamos, la sensación puede resultar muy invasiva y desagradable. Los espasmos nos llegan a inmovilizar y sentimos la tensión aumentar en nuestros músculos. Pero, si eso es así, ¿por qué nos reímos cuando nos hacen cosquillas?

La respuesta puede encontrarse si se busca el origen de la risa. Un estudio de la Universidad de Tübingen realizado en 2013 arroja luz al asunto. En él, los investigadores apreciaron que el cerebro no se activa de la misma forma al reír por la gracia que hace un chiste como por las cosquillas.

Quedó reflejado que, en el caso de las cosquillas, el hipotálamo registra una alta carga de actividad. Y es que ahí es donde se genera la sensación de peligro, de escapar de las situaciones peligrosas como si se tratara de un sistema primitivo de alerta.

Tanto este como otros estudios llegaron a una conclusión: la respuesta a las cosquillas mediante la risa se debe a la evolución. Al parecer, se piensa que las cosquillas surgen como modo de mostrar sumisión ante un rival o depredador, y en vez de volvernos agresivos, gracias a la risa se demostraría que estamos sometidos y somos inofensivos. Sería una manera de salvar el pescuezo.