Una cucaracha muerta. | Freepik

Llegar a casa y encontrarse una cucaracha muerta patas arriba puede resultar un alivio ya que podemos pensar que se trata de un ejemplar solitario que ha entrado en el hogar y ha terminado muriendo por una razón u otra (la limpieza del inmueble, por ejemplo). Sin embargo, las cucarachas muertas resultan mucho más peligrosas de lo que creemos.

Este insecto es portador de multitud de bacterias y enfermedades, algunas tan graves como la salmonelosis, y su sola presencia ya indica que puede haber extendido microbios por el hogar. Encontrársela muerta en mitad del pasillo, en un borde de la habitación o bajo la mesa de la cocina tan solo indica que en un momento estuvo viva y vagó libremente por la casa.

Su muerte podría darse fruto del uso de insecticidas que han dejado su rastro por la estancia. Esto también es un riesgo para la salud de las personas ya que se trata de sustancias tóxicas que deben utilizarse en dosis controladas y en lugares adecuados.

Sin embargo, lo peor de toparse con una cucaracha muerta en casa es el presagio de que haya más. Un solo ejemplar puede significar una infestación. Las cucarachas se esconden allá donde pueden, especialmente en lugares húmedos y calientes. Algunos de sus escondites favoritos son la parte de atrás de los muebles y electrodomésticos o el interior de las paredes.

Por eso es muy importante sellar las grietas de todas las paredes para evitar que aparezcan más insectos en el hogar y mantener una buena limpieza que los aleje. Asimismo, se debe evitar dejar restos de comida o agua en el suelo porque las cucarachas salen por la noche y son atraídas por su olor.