El aceite de algodón, que se obtiene de las semillas del algodón, se utiliza mucho tanto para cocinar como aderezar ensaladas. Aunque no es tan conocido como el de oliva, canola o girasol, su punto de humo y su sabor neutro lo convierten en una opción ideal para freír cualquier alimento. Ahora un estudio ha demostrado que las grasas ricas en poliinsaturados, similares a las de este aceite, pueden ser más beneficiosas para la salud cardiovascular que las monoinsaturadas.
La investigación de la Universidad de Georgia, en Estados Unidos, y publicado en la revista científica 'The Journal of Nutrition', se suma a la creciente evidencia de que el consumo de grasas poliinsaturadas (que se encuentran en el aceite de algodón) puede ser beneficioso para reducir los niveles elevados de lipoproteínas de baja densidad (LDL), o colesterol 'malo', en adultos de alto riesgo. Dado que el aceite de algodón realza el sabor natural de los alimentos, en lugar de aportar su propio sabor, los fabricantes de alimentos consideran que su sabor suave lo convierte en el aceite preferido para la producción de patatas fritas, por el sabor a nuez y mantequilla que desarrolla cuando se expone al calor o a la luz. En este nuevo estudio, los investigadores concluyeron que el enriquecimiento de la dieta con aceite de semilla de algodón, y no con aceite de oliva, provocaba mejoras sustanciales de los lípidos sanguíneos en ayunas y posprandiales y de la glucemia posprandial en adultos con colesterol.
Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte, y se calcula que en 2019 se producirán 17,9 millones de muertes en todo el mundo. Se ha demostrado que los lípidos sanguíneos elevados (hipercolesterolemia o niveles altos de colesterol LDL en sangre) son un factor de riesgo independiente y primario para el desarrollo de la enfermedad. Aumentar la ingesta de grasas insaturadas es beneficioso para la salud cardiovascular. Los dos tipos principales de grasas insaturadas son las poliinsaturadas, que se encuentran en cantidades en el aceite de semilla de algodón, y las monoinsaturadas, que también se encuentran en cantidades en el aceite de oliva.
«Hay bastantes investigaciones sobre la comparación entre grasas saturadas e insaturadas con respecto a los resultados para la salud. Sin embargo, el tipo de grasa insaturada (monoinsaturada frente a poliinsaturada) que puede ser más beneficiosa para la reducción del riesgo de enfermedades cardiovasculares sigue siendo un tema de debate. Intentamos comparar directamente los efectos de una intervención dietética de 8 semanas rica en aceite de semilla de algodón o en aceite de oliva sobre los lípidos sanguíneos en adultos hipercolesterolémicos», ha comentado Jamie Cooper, doctora de la Universidad de Georgia.
Como parte del estudio, 43 hombres y mujeres con hipercolesterolemia completaron un ensayo clínico paralelo aleatorizado consistente en una intervención alimentaria parcial ambulatoria de 8 semanas. Los participantes recibieron comidas y tentempiés que representaban aproximadamente el 60 % de sus necesidades energéticas diarias, con un 30 % de las necesidades energéticas procedentes del aceite de semilla de algodón, para 21 participantes, o del aceite de oliva, para 22 pacientes.
En las visitas previas y posteriores a la intervención dietética, los participantes consumieron una comida rica en grasas saturadas (35 % de las necesidades energéticas totales; 70 % de la energía procedía de grasas). Se evaluaron los resultados primarios de los perfiles de colesterol en ayunas y los resultados secundarios de los lípidos sanguíneos postprandiales y los marcadores glucémicos durante un periodo de 5 horas. Los investigadores concluyeron que los participantes que habían consumido una dieta rica en aceite de semilla de algodón presentaban mejoras sustanciales en los lípidos sanguíneos en ayunas y posprandiales y en la glucemia posprandial en adultos hipercolesterolémicos. La investigación observó que los participantes que habían consumido dietas ricas en aceite de oliva no lo hicieron. En definitiva, este estudio demuestra cómo el aceite de semilla de algodón, aunque sea menos conocido que otros, puede ayudar a mejorar los niveles de colesterol que con una dieta con aceite de oliva.
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