Esta galaxia más pequeña está afectando la Vía Láctea, por lo que el disco espiral de estrellas y planetas está siendo retorcido y deformado con extrema violencia por la fuerza gravitacional de la Gran Nube de Magallanes.
Fue hace unos 700 millones de años cuando esta galaxia cruzó el límite de la Vía Láctea, un hecho reciente según los estándares cosmológicos. Así, debido a su gran contenido de materia oscura, alteró fuertemente la estructura y el movimiento de nuestra galaxia al precipitarse en ella.
Los efectos de este hecho todavía se están presenciando hoy en día y deberían forzar una revisión de cómo evolucionó nuestra galaxia, dicen los astrónomos. La Gran Nube de Magallanes, ahora una galaxia satélite de la Vía Láctea, es visible como una tenue nube en los cielos nocturnos del hemisferio sur, como lo observó su homónimo, el explorador portugués del siglo XVI Fernando de Magallanes.
Investigaciones anteriores han revelado que, al igual que la Vía Láctea, está rodeada por un halo de materia oscura: partículas elusivas que rodean a las galaxias y no absorben ni emiten luz, pero tienen efectos gravitacionales dramáticos sobre el movimiento de las estrellas y el gas en el universo.
Usando un modelo estadístico sofisticado que calculó la velocidad de las estrellas más distantes de la Vía Láctea, un equipo de la Universidad de Edimburgo descubrió cómo la Gran Nube de Magallanes deformaba el movimiento de nuestra galaxia. El estudio ha sido publicado en Nature Astronomy.
Los investigadores encontraron que la enorme atracción del halo de materia oscura de la Gran Nube de Magallanes tira y tuerce el disco de la Vía Láctea a 32 km/s o 115.200 kilómetros por hora hacia la constelación de Pegaso. Para su sorpresa, también encontraron que la Vía Láctea no se estaba moviendo hacia la ubicación actual de la Gran Nube de Magallanes, como se pensaba anteriormente, sino hacia un punto en su trayectoria pasada.
Creen que esto se debe a que la Gran Nube de Magallanes, impulsada por su fuerza gravitacional masiva, se está alejando de la Vía Láctea a una velocidad aún mayor de 370 km/s, alrededor de 1,3 millones de kilómetros por hora.
Los astrónomos dicen que es como si la Vía Láctea se esforzara por alcanzar un objetivo que se mueve rápidamente, pero no apunta muy bien. Este descubrimiento ayudará a los científicos a desarrollar nuevas técnicas de modelado que capturen la fuerte interacción dinámica entre las dos galaxias.
Los astrónomos ahora tienen la intención de averiguar la dirección desde la cual la Gran Nube de Magallanes cayó por primera vez a la Vía Láctea y el momento exacto en que sucedió. Esto revelará la cantidad y distribución de materia oscura en ambas galaxias con un detalle sin precedentes.
El doctor Michael Petersen, autor principal e investigador asociado postdoctoral de la Facultad de Física y Astronomía, dijo en un comunicado: «Nuestros hallazgos piden una nueva generación de modelos de la Vía Láctea, para describir la evolución de nuestra galaxia».
«Pudimos mostrar que las estrellas a distancias increíblemente grandes, hasta 300.000 años luz de distancia, conservan un recuerdo de la estructura de la Vía Láctea antes de que cayera la Gran Nube de Magallanes y forman un telón de fondo contra el que medimos el disco estelar que volaba por el espacio" tirado por la fuerza gravitacional de la Gran Nube de Magallanes».
El profesor Jorge Peñarrubia, Catedrático Personal de Dinámica Gravitacional, Facultad de Física y Astronomía, dijo: «Este descubrimiento definitivamente rompe el hechizo de que nuestra galaxia está en algún tipo de estado de equilibrio. En realidad, la reciente caída del Gran Nube de Magallanes está causando violentas perturbaciones en el Vía láctea. Comprender esto puede darnos una visión incomparable de la distribución de la materia oscura en ambas galaxias».
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