Mikishi era una estudiante de instituto japonesa que no se sentía bien y estaba al borde de la depresión, pero decidió darle un giro a su vida apostando por la cirugía plástica, y tras varios años y un gasto de 4 millones de yenes (más de 32.000 euros), ahora se siente feliz y está orgullosa de su aspecto.
Esta influencer, que acumula casi 10.000 seguidores en Twitter, confesó hace tiempo las intervenciones por las que había pasado desde una edad temprana. Según explicó, se operó por primera vez el día después de graduarse en el instituto.
La joven cree que lo que se ha gastado ha merecido la pena, pues le ha devuelto la autoestima y la ha ayudado a alejarse de la depresión en la que casi estaba sumida. Además, actualmente Mikishi dirige Popelka, una compañía que asesora a las personas sobre cirugía plástica y recomienda operarse solo a quien verdaderamente lo necesite.
Tal y como contó la japonesa al medio SPA!, en tercero de secundaria le confesó a una compañera de clase que quería ser modelo, pero sus amigos se burlaron de ella llegando incluso a preguntarle si se había mirado al espejo. Este hecho provocó que comenzara a acomplejarse por su aspecto, algo que hasta ahora no le pasaba.
Desde entonces, no volvió a contar sus sueños y aspiraciones a nadie y empezó a pensar que el resto de chicas era más guapas que ella. «Odiaba tanto mi cara que no quería que la gente la viera, así que no me gustaba salir a la calle o subir al tren. Por eso incluso hice que mis padres me recogieran de la escuela en coche», declaró.
«Además, mi mente era muy inestable y de repente podía empezar a llorar en mitad de clase. Pensé que no podía seguir viviendo así y estaba preparada para dejar de ver a mis amigos cuando me graduase», explicó.
Después de confesarle a su madre su idea de operarse y demostrarle lo mucho que le afectaban sus complejos, ella aceptó pagar sus intervenciones quirúrgicas, las cuales financió también con ayuda de un préstamo.
Ahora, con 25 años, ya se ha sometido a diversas cirugías por un valor de 32.000 euros. Los ojos, los párpados, la nariz o la mandíbula son algunas de las partes de su cuerpo que ha cambiado.
Ahora es feliz de poder probarse ropa y verse guapa, pues Mikishi confesó que antes se ponía prendas que le gustaban pero sentía que su cara no «quedaba bien».
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