El uso de ruedas de segunda mano no es una práctica nueva. Al igual que sucede con los recambios o, incluso, con los vehículos, reutilizar los neumáticos requiere de prudencia y es aconsejable estar mucho más pendiente a su estado que si fueran unidades nuevas.
Los neumáticos de segunda mano pueden utilizarse siempre y cuando cumplan la normativa que obliga a que su dibujo tenga al menos 1'6 milímetros de profundidad. Pero que reúnan este requisito no quiere decir que sea seguro rodar con ellos.
Las ruedas de segunda mano pueden presentar desgastes desiguales, estar deformados o tener taras. Estas características los convierten en un peligro para la conducción, ya que pueden fallar o sufrir un reventón en cualquier momento del trayecto.
Pese a que el uso de este tipo de neumáticos pueda parecer muy ventajoso, en ocasiones por su precio, nunca hay que comprometer la seguridad por ahorrar. Dependiendo del sitio, algunas gomas recicladas pueden llegar a costar un 60% menos del total de unas nuevas y aunque cumplan con los preceptos de la normativa ello no significa que sean seguras.
A partir de enero del año que viene entrará en vigor el nuevo Real Decreto que modifica la antigua norma de 2005 sobre la gestión de los neumáticos usados. La clave está en la economía circular y las nuevas condiciones (así como definiciones) de lo que son los neumáticos reciclados o recauchutados.
Aunque la Administración conceda e impulse la reutilización de las ruedas, muchas asociaciones como la Comisión de Fabricantes de Neumáticos siguen aconsejando los neumáticos nuevos a estrenar para sustituir las gomas desgastadas de cualquier tipo de vehículo.
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