El sorbete fue el primer postre helado. La palabra sorbete procede del turco şerbet, y este del árabe clásico šarbah 'trago," quizá por influencia del italiano sorbire.

El sorbete admite cualquier tipo de fruta y se diferencia del helado en que no contiene ingredientes grasos (tampoco huevo). El resultado es un postre semi-helado más líquido y menos cremoso.

El de limón es uno de los clásicos del verano (aunque haya acabado en una parodia de sí mismo, con ese medio limón congelado y relleno de sorbete). Pero, como decimos, el sorbete admite todo tipo de fruta. Esta vez hemos elegido el de mango.

Ingredientes
· Dos mangos
· El zumo de dos naranjas o de un limón
· Cubitos de hielo (unos 200 gramos)
· Azúcar, miel o algún otro tipo de endulzante

Opcional
· Unas hojas de albahaca
· Un toque de cava

Información práctica
· Tiempo de elaboración: 15 minutos
· Calorías: unas 135 kcal

Elaboración
· La noche anterior, guardamos los dos mangos en la nevera.
· Ya con ellos, pelamos, retiramos el hueso (apurando la carne cuanto podamos) y troceamos.
· Exprimimos las dos naranjas o el limón.
· En el vaso de nuestra batidora ponemos los trozos de mango, el zumo y batimos hasta lograr una mezcla homogénea.
· Si queremos darle un toque de cava, este es el momento.
· Añadimos los hielos y volvemos a batir (el hielo ayudará a lograr una textura más cremosa).
· En este punto, podemos echar unas hojas de albahaca y, si somos muy golosos, podemos endulzar con lo que nos apetezca (pero el mango, recuerda, ya tiene azúcar).
· Volvemos a batir.
· Si le falta consistencia, ponemos más hielo y batimos de nuevo.