El pasado 16 de julio, el departamento de Policía de Grünau, Austria, se personó en la cabaña de caza del aristócrata de 65 años porque llamó para avisar de que alguien intentaba matarlo, pero el informe de los agentes reveló que él los amenazó con un cuchillo y golpeó a un oficial en la cara. Finalmente, fue ingresado en una clínica por prescripción médica.
Pero esta semana, poco después de salir del centro, parece que el marido de Carolina de Mónaco acudió en la comisaría de Sharnstein, a 15 kilómetros de su vivienda, con un bate de béisbol en una mochila. Supuestamente, el bisnieto del último emperador alemán quería atacar a los agentes que lo detuvieron la anterior vez.
Afortunadamente, estos oficiales no trabajaban ese día y los que habrían tenido que aguantar los insultos de Ernesto de Hannover fueron los guardias de la entrada, quienes comprobaron que no se encontraba en plenas facultades mentales.
La situación no llegó a más, pero todo fue grabado por los agentes y añadido a la investigación que se abrió en el anterior altercado. Según diversos medios, al expediente también se sumó el registro telefónico del marido de Carolina de Mónaco, ya que después de que le soltaran estuvo llamando en repetidas ocasiones a emergencias para mostrar su desacuerdo con la actuación de los policías en el anterior enfrentamiento.
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