En este sentido, un equipo de científicos del Instituto de Ciencias del Mar de Barcelona (ICM-CSIC) liderado por el profesor y jefe del grupo de Biogeoquímina Marina, Atmósfera y Clima del ICM-CSIC, Rafel Simó, ha publicado un estudio en el que predicen la emisión de gas isopreno en el océano Antártico capaz de afectar a las condiciones del clima.
Gracias a esta investigación, publicada en la revista Geophysical Research Letters, han desarrollado el primer algoritmo, denominado ISOREMS, capaz de hacer dicha predicción basado en datos de satélites.
Esta herramienta se ha desarrollado en colaboración con científicos del Centro de Supercomputación de Barcelona, la Universidad de Curtin (Australia), el Centro Nacional de Investigación Científica de Francia y el Laboratorio Marino de Plymouth (Reino Unido), tal y como recoge Europa Press.
Los expertos han explorado la capacidad de las observaciones satelitales de MODIS Aqua de la NASA para reconstruir las concentraciones de isopreno medidas en el océano Antártico durante varios cruceros oceanográficos.
La emisión regional de este gas en el océano Antártico está poco cuantificada y los modelos climáticos no terminan de funcionar porque no simulan correctamente las nubes. Por esta razón, esta investigación era esencial para obtener una mejor predicción de los efectos del cambio climático en la región. El equipo de expertos ha descubierto una relación estadística entre el gas isopreno, la clorofila y la temperatura de la superficie del mar que han utilizado para producir los mapas regionales de emisión de isopreno.
Las concentraciones en la superficie del mar de los seis cruceros oceanográficos se combinaron con las variables satelitales de MODIS Aqua de la NASA y el isopreno se predijo mejor mediante la regresión lineal múltiple con la clorofila y la temperatura de la superficie del mar, señala el estudio.
De esta manera, las distribuciones de isopreno de 2002 a 2018 calculadas con la herramienta ISOREMS revelaron altas concentraciones en aguas costeras y cercanas a las islas, y dentro de la banda latitudinal de los 40-50°S. Además, la estacionalidad del gas isopreno era paralela a la de la productividad del fitoplancton, con máximos anuales en verano.
Por tanto, este algoritmo es capaz de proporcionar datos realistas espacial y temporalmente a modelos atmosféricos y climáticos, así como una exploración más detallada de las emisiones de isopreno y su relación con el clima en los océanos remotos.
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Antes de alarmar con una catástrofe ecológica más, se tendrían que esperar resultados y cifras más definitivos. No se nos dice ni siquiera en qué sentido se podría alterar el clima: calentamiento o enfriamiento. Al parecer, no se trata de una interferencia humana.