La cooperación salvó al Homo Sapiens en Europa hace 40.000 años. | UNIVERSIDAD DE MONTREAL

El comercio y un primario entramado social ayudaron a los omo sapiens a sobrevivir a una erupción volcánica que alteró el clima hace 40.000 años.

Analizando antiguas herramientas y ornamentos de un refugio rocoso prehistórico llamado Riparo Bombrini, en Liguria, en la Riviera italiana, los arqueólogos de la Universidad de Montreal y la Universidad de Génova concluyen que la clave de la supervivencia frente a aquel evento fue la cooperación. El estudio fue publicado en el 'Journal of Quaternary Science'.

«Liguria es donde vivieron algunos de los primeros Homo sapiens, más o menos nuestros ancestros directos, en Europa», afirma Julien Riel-Salvatore, profesor de arqueología en UdeM y coautor del estudio con su colega italiano Fabio Negrino. «Vinieron después de los neandertales y, a diferencia de ellos, cuando se enfrentaron a cambios repentinos en su clima, no se extinguieron localmente ni abandonaron la región; se adaptaron», añade.

El Homo sapiens había vivido en la región durante más de 1.000 años cuando una «súper erupción» en los campos Flégreos en el sur de Italia, al oeste de la actual Nápoles, devastó gran parte de Europa. «Se solía pensar que esto eliminó a la mayoría de los primeros Homo sapiens en Europa, pero hemos podido demostrar que algunos fueron capaces de manejar la situación muy bien. Sobrevivieron lidiando con la incertidumbre del cambio repentino», explica.

En su trabajo, los arqueólogos recolectaron fragmentos de herramientas como cuchillas (pequeñas hojuelas regulares extraídas de núcleos de piedra más grandes para usar como púas y cortar componentes de armas para cazar) que mostraban el ingenio de estos primeros antepasados humanos. Parte del pedernal que utilizaron fue traído desde cientos de kilómetros de distancia, lo que indica una red social y comercial muy extensa que los ayudó a sobrevivir durante los siguientes 4.000 años.

«Tenían un vínculo con las personas que viven lejos, de modo que si las cosas se descontrolaban en el territorio donde vivían, tenían la opción social de depender de las personas con las que habían establecido relaciones: cuanto más amplia era la red, más fácil era Sobrevivir», asegura Riel-Salvatore, cuya evidencia para mostrar que el Homo sapiens ocupaba el sitio también incluye un diente de niño, así como adornos de concha y piedra suave.

AL IGUAL QUE EN INDONESIA

Su estudio se hace eco de otras revisiones del impacto de una súper erupción volcánica prehistórica aún más antigua, la del Monte Toba en la isla indonesia de Sumatra hace 74.000 años, que alguna vez se pensó que estaba cerca de aniquilar a la humanidad por completo, una teoría ahora seriamente desafiada por evidencia reciente. En ambos casos, la arqueología ha demostrado que la evolución no siempre es tan dramática como creemos.

«Esto parece ser parte de un patrón en el que los humanos son más adaptables y más resistentes frente a estos eventos enormemente perturbadores», apunta Riel-Salvatore, que subraya que «estos eventos pueden ser realmente terribles, pero de forma limitada, no a través de los continentes ni a nivel mundial».

«Es un gran salto decir que lo que sucedió hace decenas de miles de años puede ayudar a predecir cómo los humanos de hoy enfrentarán el cambio climático, pero aprender del pasado sí nos ayuda a ubicarnos sobre cómo lidiar con el cambio climático en curso», manifiesta.

«Subraya la importancia de la arqueología para poder informar los problemas más inmediatos que enfrentamos. La cooperación y las redes sociales resilientes fueron realmente clave para ayudar a las personas a superar el dramático cambio climático en el pasado --asegura--. Y teniendo en cuenta algunos de los desafíos que enfrentamos hoy en día, y algunas de las posiciones más arraigadas con las que tenemos que lidiar, tal vez esta noción de que la cooperación es fundamental es algo que podemos comunicar como una lección para llevar a casa».

El grueso de los datos reunidos por los investigadores para su estudio fue excavado entre 2002 y 2005 por Riparo Bombrini, una parte del complejo arqueológico Balzi Rossi de cuevas paleolíticas que se sondeó por primera vez en 1938 y donde las excavaciones comenzaron en 1976. Durante los próximos tres años, Riel-Salvatore y Negrino continuarán las excavaciones en el sitio para ahondar en la razón por la cual la población de Neanderthal desapareció y fue reemplazada por Homo sapiens, mejor equipado y mejor conectado.