Si te pregunto cuántos años tienes, seguro me das una cifra. Pero sinceramente, ¿realmente crees que ese número te representa? Mira a tu alrededor. Hay jóvenes con 25 años que caminan con el peso del mundo en los hombros, sin energía y apagados. Y luego están esos abuelos que te miran con unos ojos llenos de vida, que ríen, que tienen más energía que alguien con la mitad de su edad.
Nos han hecho creer que la edad es una línea recta y que, al cruzar ciertas etapas, hay cosas que «ya no tocan». Pero lo que en realidad te define no son los años que llevas aquí, sino cómo vibras, cómo piensas, cómo sientes. Si decides que cumplir 50 significa resignarte, eso mismo atraerás. Si crees que a los 60 ya no es momento para nuevas aventuras, tu cuerpo y tu mente lo aceptarán como verdad. Ahora bien, si decides que cada año es una oportunidad para vivir más, para sentir más, para hacer más, entonces la película cambia y se abren nuevas puertas en tu vida.
La juventud es una vibración, no una fecha de nacimiento
La juventud es curiosidad. Es entusiasmo. Es ese fuego interno que te impulsa a seguir descubriendo, a emocionarte, a moverte. Y esto no tiene nada que ver con la edad que marca tu pasaporte. Hay quien, con 30, ya ha enterrado sus ganas de vivir, y quien, con 80, sigue con la mirada encendida y la mente abierta.
¿Qué marca la diferencia? La actitud. La mentalidad. El no permitir que un número determine tu vitalidad. ¿Has notado que las personas que siguen aprendiendo, que siguen bailando, explorando y riendo con ganas, parecen desafiar el tiempo? Su energía sigue vibrando alto, y los años pasan sin apagarlos.
Tu mente crea tu realidad
Cada pensamiento que repites se convierte en tu verdad. Si cada cumpleaños lo vives como una carga, lo será. Si decides que con 70 ya no puedes reinventarte, entonces te habrás puesto un freno sin darte cuenta. Pero si ves cada año como una nueva oportunidad para crecer, para experimentar, para disfrutar, tu energía responderá a esa frecuencia.
Mira a esas personas que parecen no envejecer. ¿Crees que es solo genética? ¡Claro que no! Es su manera de verse a sí mismos, de vivir su día a día. No se obsesionan con lo que han perdido, sino que celebran lo que aún pueden hacer. No dicen «soy viejo», dicen «sigo en el juego». Y esa diferencia lo cambia todo.
Cómo elevar tu vibración y desafiar la edad
Si sientes que la edad empieza a pesarte, no es tu cuerpo el que ha envejecido, es tu energía la que necesita un impulso. Te invito a probar esto:
Cambia tu discurso: Nada de «ya no tengo edad para esto». En su lugar, prueba con «aún tengo mucho por vivir».
Muévete: La energía se estanca cuando tú te quedas quieto. Baila, sal a caminar, prueba algo nuevo. El movimiento rejuvenece.
Rodéate de gente que sume: Si estás con personas que solo se quejan del tiempo que pasa, acabarás vibrando igual. Búscate gente que aún tenga ganas de comerse el mundo.
Aprende algo nuevo: La mente necesita desafíos para mantenerse joven. Da igual si es un idioma, una afición o una habilidad nueva. Lo importante es mantener la curiosidad viva.
Conéctate con la alegría: La alegría es una de las frecuencias más altas. Haz más de lo que te hace feliz, y tu energía reflejará ese brillo.
Respira y agradece cada día solo por el hecho de estar vivo.
Vive como si fuera tu último día ¡Sal del letargo! ¿Quién sabe si realmente mañana será el último día?
La vida no se mide en años, sino en intensidad
No se trata de negar el tiempo, se trata de decidir cómo queremos vivirlo. No se trata de ocultar arrugas, sino de llevarlas con orgullo y una energía magnética. No se trata de volver a los 20, sino de vivir los 50, 60 o 80 con una vibración que haga que el tiempo sea irrelevante.
Al final, lo que realmente transmites no es la edad que tienes, sino la energía que llevas dentro. Y si así lo decides, esa energía puede ser infinita.
¿Deseas aprender a conectar con esa energía infinita y abrir nuevas puertas y oportunidades en tu vida, tengas la edad que tengas?
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