La falta de sueño provoca que no podamos rendir tan bien durante el día. En algunas ocasiones, muchos aprovechan el fin de semana para compensar las horas que no se ha descansado durante la semana, pero en los adolescentes no sería tan bueno como se cree.
Javier Bergón, CEO y fundador de la Fundación anda Conmigo, en una entrevista a ABC, explica que el sueño «fundamental para su desarrollo físico, emocional y cognitivo», por lo que es necesario para evitar la irritabilidad, reducir el estrés y mejorar en el rendimiento académico. Además, detalla que durante esta etapa cuesta más dormirse: «en la pubertad, el ritmo circadiano sufre un retraso natural, lo que hace que se sientan somnolientos más tarde por la noche y tengan dificultad para despertarse temprano».
Para compensar esta pérdida de sueño entre semana, que asimismo puede provocarse por el uso de las pantallas por la noche, algunos adolescentes se echan una siesta, pero el Bergón apunta que debe hacerse de forma adecuada y que tiene que ser corta, de entre 20 y 30 minutos. Si esta es demasiado larga puede afectar al sueño nocturno.
Por otra parte, muchos aprovechan el fin de semana para dormir más horas, pero Bergón niega que esto pueda ser beneficioso: «aunque dormir más los fines de semana puede aliviar temporalmente la fatiga acumulada, no compensa totalmente los efectos negativos de la privación de sueño durante la semana. El descanso irregular altera el ritmo circadiano, lo que puede generar un 'jet lag social', dificultando la conciliación del sueño los días siguientes y empeorando el rendimiento académico y el estado de ánimo». Asimismo, indica que este patrón, a largo plazo, puede afectar en la memoria, la concentración y la regulación emocional, por lo que la mejor opción es «establecer horarios de sueño regulares, incluso los fines de semana, para mantener un equilibrio en la salud física y mental».
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