Hoy quiero hablarte de algo que seguramente ya haces sin darte cuenta, pero que, si lo usas de forma consciente, puede cambiar completamente la manera en la que te vives tu día a día. Me refiero a los anclajes.

¿Sabes qué son? Son esos pequeños gestos o elementos que te conectan con emociones o estados que quieres sentir, como la calma, la confianza o tu poder interior.

Piensa, por ejemplo, en el olor de tu café favorito que te trae tranquilidad, o en cómo escuchar una canción determinada te llena de energía.

Lo interesante es que no necesitas nada complicado. Los anclajes están ahí, esperando a que les pongas intención, y con el tiempo se convierten en esos "interruptores" que puedes activar para reconectar contigo y sentirte mejor.

Quiero contarte cómo los uso en mi día a día para que descubras cómo tú también puedes hacerlo. Te aseguro que esta herramienta sencilla puede ser un antes y un después en la manera en la que gestionas tus emociones y tus días.

COLORES

En mi caso, el color turquesa es mi anclaje por excelencia. Siempre llevo algo turquesa, incluso si visto de negro. Puede ser un anillo, una pulsera o cualquier pequeño detalle. Este color me conecta con mi poder creador, con esa energía que me recuerda que soy capaz de transformar cualquier situación en algo positivo y lleno de luz.

Si tienes un color que te haga sentir fuerte, tranquilo o inspirado, pruébalo como anclaje. No necesitas que sea algo llamativo; a veces, un pequeño detalle es suficiente para que, cada vez que lo veas o lo lleves puesto, te conectes con esa energía que buscas.

AROMAS

El olfato es uno de los sentidos más poderosos para conectar con emociones y recuerdos. Por eso, los aromas son otro de mis anclajes favoritos.

Perfumes: Siempre utilizo perfumes puros, sólidos y naturales. Son parte de mi ritual diario, y su aroma me conecta con mi calma interior y me recuerda quién soy.

Aceites esenciales: En situaciones donde sé que puede haber estrés —como reuniones, oficinas o incluso momentos de decisión— llevo conmigo aceites esenciales. Unas gotas en las muñecas o en un difusor, tienen el poder de cambiar mi estado de inmediato. Me conectan con una sensación de paz, y al olerlos creo un espacio seguro en medio de cualquier caos.

OBJETOS

Pequeños objetos con significado también son anclajes poderosos. En mi caso, llevo conmigo una piedra que tiene un valor especial. Es un recordatorio físico de estabilidad y conexión con la tierra.

Cada vez que la toco o la miro, me recuerda que siempre puedo encontrar mi centro, sin importar lo que ocurra a mi alrededor. Puede ser cualquier objeto que tenga un significado especial para ti: una pulsera, una moneda, un cristal. Lo importante es que lo asocies con una intención clara.

PALABRAS O FRASES

Las palabras tienen una vibración poderosa. Una de mis frases ancla es «YO SOY». Cada vez que la pronuncio, me conecta con mi esencia más profunda y me aleja del ego, especialmente en momentos donde este tiende a aparecer, como en discusiones o situaciones tensas.

Decir «YO SOY» me ayuda a recordar que no soy mis emociones, mis pensamientos ni las circunstancias que me rodean. Soy algo más grande, algo más conectado con el fluir de la vida.

Otra de mis palabras ancla es «CHANGE»´o «CAMBIA». Me recuerdan que tengo el poder de cambiar mis emociones, comportamiento e interpretación de la realidad.. Es una forma de reprogramación mental que me lleva a conectar con lo mejor de mí misma.

«YO SOY» y «CAMBIA» son palabras ancla que recomiendo enormemente, pero también puedes encontrar la tuya propia, la que te inspire y te reconecte.

¿Estás listo para integrar anclajes en tu vida? Como siempre digo, lo importante es salir al mundo a practicar y para ello te comparto este pequeño ejercicio:

  • Piensa en cómo te gustaría sentirte más a menudo. ¿Más tranquilo, creativo, seguro de ti mismo?

  • Elige tu ancla: Puede ser un color, un aroma, un objeto, una frase o incluso una canción. Lo importante es que lo asocies claramente con ese estado.

  • Usa ese anclaje en momentos en los que quieres conectar con una emoción o estado determinado. Por ejemplo, tienes una reunión y te sientes nervioso, toca ese objeto, huele ese aroma o viste del color que te aporta tranquilidad y seguridad. Ánclate a ellos durante la reunión para conectar con tu calma y confianza en tu poder personal.

  • Hazlo un hábito: Cuanto más uses tus anclajes, más efectivos serán.

Al elegir conscientemente elementos que te conectan con estados deseados, estás enviando un mensaje claro a tu mente, a tu cuerpo y al Universo de que tú tienes el poder de crear tu realidad.

Te invito a experimentar con tus propios anclajes. Elige un color, un aroma, un objeto o una palabra que resuene contigo y utilízalos durante un tiempo. Poco a poco observarás cambios en ti, en tu vida y te sentirás más conectado con quien eres en esencia.

La verdadera magia de los anclajes está en la intención y el poder que le das para recordarte quién eres y como deseas sentirte en cada momento.

¿Ya tienes en mente tu primer anclaje? ¡Cuéntamelo, me encantaría saberlo!

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