La producción natural de esta proteína se va reduciendo cada año. | Polina Tankilevitch

El colágeno es la proteína que nos ayuda a que nuestra piel luzca jugosa, pero también nos permite tener fluidez en nuestros movimientos. Según la dermatóloga Alba Calleja, experta en estética, el colágeno nos mantiene la piel firme y protegida de los factores externos, así como mantener nuestros tejidos elásticos.

El problema es que a partir de los 25 años empezamos a perderlo de forma natural hasta un 2% al año, provocando que cuando lleguemos a los 50 hayamos la producción se disminuye al 30%. «Cuando la síntesis de la proteína disminuye, empieza a aparecer una pérdida de volumen en los tejidos y se empieza a notar un gesto de cansancio (que hasta ahora no se veía) y, en este momento o incluso un poco antes, es necesario empezar a estimular los procesos de renovación celular y reactivar su producción, para evitar la aparición de arrugas, la pérdida de elasticidad, el envejecimiento prematuro y la flacidez», explica Marta García, facialista y fundadora de la clínica que lleva su nombre en Oviedo.

Para que nuestro organismo recupere la formación del colágeno es tomar suplementos que contengan esta proteína. Según la doctora Calleja, todavía existen dudas sobre si la absorción de este es suficiente para su estimulación, aunque en investigaciones se ha observado que la toma oral de colágeno da resultados a partir de la octava o doceava semana.

Por otra parte, la alimentación es la clave en muchos aspectos. Los callos o los caldos de huesos se supone que ayudan a producir colágeno y la doctora Calleja apunta lo siguiente: «es cierto que la mayoría de los preparados de colágeno comercializados se extraen de alimentos (pescados, aves, etc) y que no podemos negar que en un caldo preparado a base de huesos podremos encontrar colágeno. Sin embargo, la concentración es muy superior en los preparados de colágeno orales».

La especialista también aclara que hay cosméticos que ayudan a aumentar la elasticidad e hidratación de la piel, así como tratamientos como la hidroxiapatita cálcica, la radiofrecuencia o ciertos láseres que ayudan a que la piel esté más tensa.