Mossos d'Esquadra. | Europa Press - @MOSSOS

Un juez de Badalona investiga una querella contra diez mossos y policías locales de Sant Adrià de Besòs, en Barcelona, acusados de detener ilegalmente a un hombre que había huido de un control, tras irrumpir sin orden judicial en su domicilio y golpear supuestamente a su hijo menor.

En un auto, al que ha tenido acceso EFE, el titular del juzgado de instrucción número dos de Badalona acuerda abrir una investigación y encargar a los Mossos d'Esquadra que investiguen las circunstancias de la detención, ocurrida el pasado 15 de mayo.

El detenido, al que los Mossos d'Esquadra se llevaron a comisaría y denunciaron ante el juzgado por un delito de desobediencia, presentó una querella en la que acusa a los diez agentes que participaron en su arresto de los delitos de allanamiento de morada, detención ilegal, lesiones, coacciones y amenazas.

Fuentes policiales consultadas por EFE remarcan que la actuación de los agentes fue ajustada a derecho ya que entraron en el domicilio del hombre para detenerle por un «delito flagrante», después de que se ocultara en el piso tras una persecución a vehículo por varias calles y en la que, aseguran, condujo de forma temeraria, en contra dirección, saltándose semáforos en rojo, con velocidad excesiva y derrapando.

Según relata el denunciante en su querella, interpuesta por el abogado Martí Cànaves y a la que ha tenido acceso EFE, la detención ocurrió la tarde del pasado 15 de mayo, cuando circulaba en dirección a su casa en su coche y se saltó un control policial en una calle de Sant Adrià de Besòs.

Una vez en su casa, los agentes llamaron al timbre pero el denunciante se negó a permitirles el acceso, tras lo que diez agentes uniformados de los Mossos d'Esquadra y la Policía Local irrumpieron en su domicilio, «sin permiso de sus moradores y sin orden judicial», sostiene la querella.

El denunciante desconoce de qué forma logró la policía entrar en la vivienda, dado que ni él ni su esposa ni sus dos hijos menores vieron acceder a los agentes, hasta que estos se plantaron en el comedor del piso.

Según la querella, los agentes «coaccionaron» al detenido para que permitiera su arresto, en presencia de sus dos hijos de 14 y 9 años de edad. A uno de los menores, añade la denuncia, un policía lo agarró por el cuello y lo tiró al suelo cuando trataba de interponerse entre su padre y los mossos.

A raíz de esa presunta agresión, sostiene el querellante, el niño sufrió lesiones consistentes en un traumatismo mandibular y torácico, según consta en el parte médico del Hospital del Mar, en el que los dos menores fueron atendidos, ambos con crisis de ansiedad.

Tras esposarlo, los agentes se llevaron a comisaría al denunciante, al que según la querella causaron «lesiones» durante el arresto, y la Policía Local de Sant Adrià le abrió un atestado para denunciarlo por un delito de desobediencia ante el juzgado, procedimiento del que hasta el momento no ha tenido noticia.

La querella mantiene que saltarse un control policial «no es constitutivo de delito», por lo que lo procedente para arrestar al denunciante habría sido solicitar una orden judicial.

De hecho, la denuncia sostiene que la irrupción de diez policías armados en la causa del querellante, la «violación» de su intimidad y el «maltrato» de su hijo menor, unido a los «gritos amenazantes», suponen «un contexto de abuso de superioridad que ha resultado sumamente traumático» para los menores.

Por contra, los Mossos sostienen que actuaron en apoyo a la policía local y que intervinieron ante un «delito flagrante», uno de los supuestos previstos por la ley para poder entrar en una casa sin autorización judicial para detener a persona a la que estuviesen persiguiendo.

En concreto, las fuentes policiales remarcan que los agentes estaban amparados por el artículo 553 de la ley de enjuiciamiento criminal, que establece que los agentes pueden detener «de propia autoridad» a personas «cuando sean sorprendidas en flagrante delito» o «cuando un delincuente, inmediatamente perseguido por los agentes de la autoridad, se oculte o refugie en alguna casa», entre otros supuestos.

Además, en este caso concreto los agentes subrayan que el hombre dejó la puerta de su casa abierta, por lo que, tras la persecución, entraron hasta el comedor y le detuvieron.