Un exconvicto ha negado este jueves, en la Audiencia Provincial de Baleares, haber violado a otro preso en la cárcel de Palma obligándole a practicarle una felación, y ha achacado la denuncia a una venganza por haberse negado a proporcionarle tabaco.
La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Baleares ha acogido por la mañana el juicio, donde la Fiscalía pide diez años de prisión para el acusado, un hombre de 30 años, y que pague una indemnización de 10.000 euros para la víctima.
El acusado, que estuvo más de cuatro años y medio en prisión por delitos contra el patrimonio, amenazas y quebrantamiento de medida cautelar, salió hace dos años de prisión.
La Fiscalía sitúa los hechos en 2021, en una época en la que el acusado y denunciante fueron compañeros de celda. A preguntas del fiscal, el acusado ha negado que forzara a la víctima a realizarle felaciones en tres ocasiones distintas, que le persiguiera dándole pellizcos en el trasero, le dijera frases obscenas como «quiero darte más de mi leche» o que le amenazara. Además, el procesado ha asegurado que el denunciante era mucho más corpulento que él y más intimidante.
El acusado ha explicado la denuncia por una venganza por haberse negado a proporcionar tabaco a su compañero. El hombre ha declarado que tuvieron una discusión por este motivo: «Me pedía que le sacara paquetes del economato porque tenía ansiedad por fumar, yo le decía que no, que el dinero que me daba mi familia era escaso, y que se lo pidiera a otro». Sobre este particular, el procesado ha negado que ofreciera a la víctima productos del economato a cambio de sexo.
«Yo quería jugar lo más limpio posible de cara a conseguir mis permisos, no vendía mis pastillas ni nada», se ha defendido el acusado, que ha asegurado que nunca tuvo ningún parte disciplinario. Según su versión, se enteró al final de su condena de que le habían denunciado por agresión sexual.
La víctima pide declarar a puerta cerrada por miedo
La declaración del denunciante se ha practicado a puerta cerrada y separado por un biombo del acusado. La víctima lo había solicitado expresando su temor a represalias. El joven ha relatado tres episodios exponiendo que el acusado lo sometió con fuerza física y violencia verbal.
Un funcionario de la prisión ha explicado que el denunciante acudió a él y a una trabajadora social para contar lo ocurrido, de lo que ya estaría enterado otro recluso. En un despacho, junto a una trabajadora social, aseguró que su compañero de celda le había forzado y que se sentía «acosado». También indicó que le decía frases como «eres lo mejor que me ha pasado» y «estás buenísimo». Tras la conversación con los trabajadores, cambiaron de celda al denunciante.
El funcionario ha apuntado que otros internos del módulo se habían quejado por «cierto exceso de confianza», como comentarios obscenos o «pedir favores de naturaleza sexual», por parte del acusado. Con todo, fueron «comentarios de patio» y ninguno formalizó una denuncia.
La Fiscalía ha mantenido su petición de diez años de prisión, mientras que la defensa ha solicitado la absolución. En su turno de última palabra, el acusado ha incidido en que «si le hubiera propuesto cualquier cosa», sabe entender cuándo alguien lo «rechaza»: «Sé diferenciar el sí y el no». El juicio ha quedado visto para sentencia.
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