El Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses, a través de dos de sus laboratorios ubicados en Madrid y Barcelona, ha analizado muestras de pelos del triple crimen de Alcàsser y, tras compararlo con los de siete hombres que fueron considerados en su día sospechosos, no ha hallado nuevas pruebas. Tres de estas personas son hermanos de Antonio Anglés, uno es Miguel Ricart, único condenado por los crímenes, y los otros tres son amigos o conocidos de Anglés, compañeros de delincuencia en algún caso, o relacionados con la venta o el consumo de estupefacientes en otro. El laboratorio de Ciencias Forenses de Madrid remitió un escrito al Juzgado de Instrucción número 6 de Alzira, el responsable de la investigación, en el que informaba de que las pruebas analíticas que se ordenaron el pasado octubre serían realizadas por este laboratorio pero repartidas entre los departamentos de Madrid y Barcelona. Estas pruebas genéticas fueron solicitadas por el equipo del criminólogo Félix Ríos, personado en la causa como acusación popular a través de la Asociación Laxshmi, para la Lucha contra el Crimen y la Prevención, y fueron ordenadas en octubre por el citado juzgado. En el informe de conclusiones, adelantado este martes por el diario Las Provincias y al que ha tenido acceso EFE, se asegura finalmente tras cotejar un total de 116 muestras: «Del estudio de ADN de los indicios no se ha obtenido resultado positivo».
El análisis del ADN
En aquel documento inicial, los responsables del laboratorio indicaban que, tras una revisión de las muestras a analizar -medio centenar, sobre todo pelo- y los análisis requeridos, se acordaba que se haría un determinado análisis de una zona del ADN mitocondrial, de forma que en función de los resultados obtenidos se valoraría la posibilidad o no de ampliar ese análisis a otra región del ADN. Los laboratorios genéticos de Madrid y Barcelona han comparado las muestras de ADN que se pudieran extraer de los pelos localizados en la fosa donde se enterró a las tres niñas y otros encontrados en la caseta de La Romana -concretamente sobre un colchón- con los perfiles genéticos de los siete hombres mencionados. El laboratorio explicaba al instructor que necesitaba muestras de algunos parientes de las víctimas por la línea materna, y le pedía que se comunicara directamente con los investigadores para especificar de qué familiares se trata, ya que en algunos casos sí que hay muestras disponibles. Por otra parte, solicitaba una copia de todos los informes que se hayan realizado sobre los pelos objeto de análisis en este caso, bien sean del servicio de criminalística del propio Instituto Nacional de Toxicología, o cualquier otro emitido por otras instituciones.
Los antecedentes del caso
El pasado 27 de enero se cumplieron 29 años del hallazgo de los cadáveres de Miriam, Toñi y Desirée, las tres chicas de entre 14 y 15 años que habían desaparecido más de dos meses antes. Fueron dos apicultores quienes los hallaron semienterrados en un paraje cercano al pantano de Tous denominado La Romana. La sentencia dictada en septiembre de 1997 por la Audiencia de Valencia, y confirmada posteriormente por el Tribunal Supremo, dictó que "Miguel Ricart, en compañía de otro varón identificado y que no se encuentra a disposición del Tribunal -en referencia a Antonio Anglés-, y posiblemente de alguna otra persona más", secuestraron a las tres adolescentes para satisfacer sus deseos sexuales. Las víctimas fueron sometidas a violaciones y torturas extremas y al amanecer del día siguiente fueron ejecutadas y enterradas en una fosa que sus asesinos conocían, pues les había servido con anterioridad para ocultar una moto robada. La investigación judicial sobre lo sucedido, de la que es responsable el citado juzgado de Alzira, está completamente agotada, aunque queda abierta una pieza dedicada exclusivamente a la localización de Anglés, uno de los prófugos más perseguidos de toda Europa.
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