Una de las principales líneas de investigación tras su desaparición fue la posibilidad de una muerte violenta. A pesar de que la autopsia ha confirmado que el cuerpo de Esther fue encontrado sin signos visibles de violencia y con la ropa intacta con la que desaparición, no se descarta todavía una muerte violenta y las autoridades siguen investigando a las personas que estuvieron con ella aquella noche.
Tras conocer más datos de la autopsia, las condiciones del terreno, la posición en la que se encontró el cuerpo confirman una muerte por hemorragia interna y han abierto la posibilidad de que la muerte de la joven se produjese tras sufrir un atropello en la carretera N-122 camino a Traspinedo (Valladolid). O incluso, que se tratara de una muerte accidental en la que no tuviera nada que ver otra persona. La Guardia Civil se desplazó hasta el lugar y analiza la curva en la que fue encontrado el cuerpo sin vida cómo si se tratara de un accidente de tráfico.
La tercera hipótesis se fija en la posibilidad de una muerte natural, que está siendo investigada por la Guardia Civil. Por lo que se está tratando de averiguar si el cuerpo de la joven estuvo en el mismo lugar desde el pasado 13 de enero o ha fue trasladado días después.
Más de 20 días desaparecida
Fue un miércoles por la tarde, 12 de enero, cuando sus allegados vieron por última vez a Esther, quien al parecer estuvo con algunos amigos en distintos momentos de la noche hasta la madrugada, tras lo que se le perdió la pista. Veinticuatro días después, este pasado sábado fue hallado el cadáver de la mujer por un senderista a pocos kilómetros del lugar en el que se supone que desapareció, a las afueras de Traspinedo, una población de poco más de mil habitantes a unos veinticinco kilómetros de Valladolid capital. Una vez localizado el cadáver, el Ayuntamiento convocó un pleno extraordinario que estableció tres días de luto oficial en el pueblo y la convocatoria de una concentración en apoyo de la familia, una solidaridad ya expresada con anterioridad, también con una concentración, días antes del hallazgo del cadáver.
La desaparición de Esther provocó la detención de un hombre de 48 años, antes de que apareciera el cadáver de la mujer, apodado el Manitas, también vecino de Traspinedo, y que permaneció arrestado seis días, hasta que el Juzgado de Instrucción Número 5, que se ocupa del caso, decidió su puesta en libertad provisional. La juez impuso la obligatoriedad del investigado de firmar cada día ante el Juzgado o la Guardia Civil, la prohibición de salir de España y la necesidad de contar con autoridad judicial en el caso de que fuera a abandonar la provincia.
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