Atardecer en Ibiza. | DANIEL ESPINOSA - Archivo

La Agrupación Astronómica de Ibiza (AAE) ha reconocido que este verano, durante algunas semanas, se ha reducido la contaminación lumínica en la Isla, en parte, debido al cierre de las discotecas, que suelen utilizar potentes cañones de luz.

En declaraciones a Europa Press, fuentes de la AAE han señalado que debido al COVID-19 el mundo «se paró dos meses y se notó». «A finales de junio el cielo era una cosa fantástica en lugares donde antes no se veía nada. Poco a poco esto va volviendo a la antigua normalidad y todo está lleno de luces. Astronómicamente hablando, ha habido unos meses sorprendentes, aunque no es lo normal. Ha sido fantástico, pero no era real», han añadido.

Según ha recordado el secretario de la AAE, Pedro Pérez, esta temporada las discotecas están cerradas, «pero no son las únicas causantes de la contaminación lumínica». Según ha explicado, grandes mansiones repartidas por toda la Isla también provocan este problema.

«Se sigue trabajando para terminar con todas estas barbaridades», ha señalado el secretario, quien ha recordado que desde 2005 existe una ley balear al respecto, aunque está sin reglamentar.

«Existe la voluntad de poner en marcha la normativa, aunque no es fácil al afectar a tantos ámbitos», ha explicado Pérez, quien desconoce si el reglamento podrá ser una realidad esta legislatura.

En agosto de 2019, el Consell de Ibiza se comprometió con la AAE a dar respuesta a la necesidad de aprobar un reglamento insular que proteja el medio nocturno y ayude a prevenir la contaminación lumínica en Ibiza. Dicho reglamento tendría como objetivo regular los sistemas de iluminación exterior, y los de interior que afectan al exterior, para proteger el medio nocturno. Además de mantener al máximo posible las condiciones naturales del cielo, con el reglamento se pretende también prevenir los efectos nocivos sobre la salud de las personas y seres vivos, así como promover el ahorro de energía y de recursos naturales.

«No se plantea nada raro», ha reiterado el secretario, quien ha reconocido que existe un «derroche lumínico exagerado». «La mitad de la luz que se emite es inútil. Va al cielo y no hace ninguna falta», ha insistido.

ESTUDIAN CÓMO REABRIR EN SEPTIEMBRE

Desde la AAE han lamentado el «parón» que están sufriendo en relación a instalaciones como el Observatorio de Puig des Molins, aunque están trabajando para ver cómo pueden abrir en septiembre con unas mínimas condiciones de seguridad sanitaria.

«Una cúpula de un observatorio no es el mejor sitio para evitar contagios. Las personas van colocando su ojo en el ocular y van pasando por allí. Es un recinto muy cerrado, aunque esté abierto por la cúpula. Se está estudiando la manera de abrir cuando comience el curso escolar y hay que pensarlo muy bien para no ser un problema sanitario», ha señalado el secretario de AAE, Pedro Pérez.

El Observatorio, gestionado por la AAE, recibió el pasado año un total de 1.900 visitantes. Del total, unos 650 eran estudiantes de la Isla.