Britain's Prime Minister Theresa May meets Spain's Prime Minister Mariano Rajoy at 10 Downing Street, London, December 5, 2017. | REUTERS/Matt Dunham/Pool BRITAIN-EU/

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha agradecido este martes a la primera ministra británica, Theresa May, su «apoyo al Gobierno español y al pueblo español en el conflicto vivido en Cataluña», al inicio de su reunión en el 10 de Downing Street.

«Sin respeto al Estado de Derecho y sin respeto a la ley no hay democracia, y lo que hay es una vuelta a los peores pasados de la historia de la humanidad», ha dicho Rajoy en una breve declaración junto a su anfitriona sin preguntas de los periodistas. Su viaje a Londres ha coincidido con el primer día de la campaña electoral para los comicios catalanes del 21-D,

Ante las cámaras de televisión, ha sido May la primera en mencionar la situación de Cataluña, recordando su apoyo al jefe del Ejecutivo español. «Es fundamental que impere el Estado de Derecho y que se respete la Constitución española», ha dicho.

Rajoy ha sido recibido por May en la puerta de Downing Street poco antes de las 12 del mediodía (hora local, las 13.00 horas en España peninsular), después de acceder al recinto por una puerta lateral, con lo que ha esquivado a la decena de manifestantes que se concentraban en la entrada principal con esteladas, carteles amarillos y gritos de «presos políticos, libertad», «no pasarán» o «vosotros, fascistas, sois los terroristas».

REINO UNIDO, «CUNA DEL PARLAMENTARISMO»

El jefe del Ejecutivo español ha 'preparado' su llegada a Londres con un artículo en el diario 'The Guardian', con el elocuente título «May nos ha apoyado sobre Cataluña, el Brexit no romperá nuestro vínculo». En él, Rajoy destaca la importancia de la posición de Reino Unido, por su condición de «cuna del parlamentarismo y del imperio de la ley».

Si en España la actualidad política está copada por las elecciones catalanas, en Londres el foco está puesto en cómo el Gobierno está gestionando las negociaciones del Brexit: Este lunes, May volvió de Bruselas sin cerrar, como se preveía, un acuerdo con el presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, sobre el principal escollo de la negociación de la salida: la frontera entre Irlanda e Irlanda del Norte.

El acuerdo pasaba por permitir que Irlanda del Norte mantuviese cierto alineamiento con las normas europeas, pero se fue al traste por una llamada de la líder del partido unionista DUP, Arlene Foster, cuyo apoyo necesita May para gobernar. Todo ello con la vista puesta en el 15 de diciembre, cuando el Consejo Europeo decidirá si se han hecho «progresos suficientes» en la negociación del 'divorcio' para pasar a la segunda fase, la relación futura, la que más interesa a Londres.

La primera ministra ha reunido este martes a su gabinete y, ante Rajoy, ha destacado que en las negociaciones se han hecho «muchos progresos» y que quedan «algunos asuntos» para los que volverá a desplazarse a Bruselas esta misma semana. Rajoy, por su parte, se ha mostrado convencido de que esa segunda fase comenzará «lo más pronto posible».

MAY Y SU GOBIERNO ESTÁN «HACIENDO UN GRAN ESFUERZO»

Junto a su anfitriona, el jefe del Ejecutivo español ha señalado que las negociaciones «no son fáciles para nadie» y ha pedido a la opinión pública que «tenga muy claro» que tanto May como su Gobierno están «haciendo un gran esfuerzo».

Además, ha dejado claro que el Gobierno español quiere que, cuando el Brexit se produzca, las relaciones entre los dos países sigan siendo excelentes. «La relación entre Reino Unido y España se remonta mucho antes de la entrada en la UE y perdurará mucho después de la salida», han dicho ambos, con palabras casi idénticas, en su breve declaración al inicio de su reunión.

Los dos han hecho hincapié en la vertiente humana de la relación entre los dos países, con 18 millones de turistas británicos visitando España al año -Rajoy les ha animado a seguir haciéndolo-- y cientos de miles de ciudadanos de cada país residiendo en el otro -el jefe del Gobierno ha cifrado en medio millón los británicos residentes en España y 250.000 españoles en Reino Unido, muy por encima de las cifras oficiales--.

«Con todo lo que hacemos queremos asegurar, particularmente, que reconocemos las necesidades de los ciudadanos españoles aquí en Reino Unido y de los británicos en España», ha aseverado May. «Tanto el Gobierno español como el británico hemos sido muy activos en esta negociación para defender los derechos de las personas», ha dicho Rajoy.

Eso sí, el propio jefe del Ejecutivo ha insistido en su artículo en que España apoya la negociación del europeo Michel Barnier, y fuentes de Moncloa subrayan que no hay ninguna negociación bilateral con Londres, solamente la europea.

Ambos mandatarios han destacado los fuertes lazos de comercio e inversión entre los dos países -Reino Unido es el primer destino inversor de las empresas españolas y el segundo emisor de inversiones hacia España--. En la reunión, según fuentes del Gobierno español, los dos han destacado la importancia del libre comercio.

También han puesto en valor que ambos países han sido «azotados por ataques terroristas tan brutales como cobardes» y comparten su determinación por combatirlo, incluyendo la cooperación entre los servicios de inteligencia.

UNA HORA Y VEINTE MINUTOS DE REUNIÓN

La reunión ha durado una hora y veinte minutos y en ella no se ha mencionado la cuestión de Gibraltar, según fuentes del Ejecutivo. El portavoz del Gobierno, Íñigo Méndez de Vigo, ya avanzó el viernes que no había nada de qué hablar en este ámbito porque Bruselas ya dejó claro que Gibraltar saldrá de la UE con Reino Unido y que, para que los acuerdos futuros se puedan aplicar en él tiene que haber un pacto previo entre Londres y Madrid. Fuentes del Ejecutivo niegan que el apoyo británico sobre Cataluña sea moneda de cambio en relación con Gibraltar.

Por último, han hablado sobre la situación en Libia y sobre el modelo español de gestión de la inmigración que ahora quiere emular la UE: cooperación con los países y tránsito, lucha contra las mafias y políticas de integración.