El magistrado ha tomado esta decisión en un auto tras interrogarles, imputados de delitos de enaltecimiento del terrorismo y depósito de municiones y armas de guerra.
Se trata de dos jóvenes de entre 18 y 25 años de nacionalidad española pero de origen marroquí y gambiano que se habían radicalizado en Madrid y que integraban así una célula terrorista de «segunda generación».
A los detenidos se les incautaron cinco cargadores y más de una treintena de cartuchos de Kalashnikov AK-47, así como vídeos de contenido amenazante con ese fusil, con «un machete militar, con atributos del Dáesh, entre ellos la bandera», en los que insertaban cantos islámicos.
Los detenidos pretendían, según el juez, adquirir en el mercado negro fusiles de ese tipo, armas cortas y granadas de mano y llegaron a tener una reunión en la caseta que usaban en un descampado de Valdebernardo con una tercera persona a la que ofrecieron hasta 6.000 euros por las armas.
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