Es la segunda vez en esta legislatura que el Gobierno de Mariano Rajoy retira a su embajador en Venezuela.
Las relaciones entre España y Venezuela han vivido un episodio más de tensión después de que Maduro llamara a Rajoy «racista, basura corrupta y basura colonialista», y le volviera a instar a que respete al país latinoamericano.
Horas después de conocerse esas palabras del presidente Maduro, el Ministerio de Asuntos Exteriores convocaba en el Palacio de Santa Cruz al embajador venezolano en Madrid, Mario Isea, la quinta vez que lo hace desde diciembre de 2014.
Allí, Isea ha trasladado, según un comunicado de la embajada de Venezuela en España, que las consideraciones de Maduro remiten a una defensa frente a una «campaña» de «injurias» de partidos de derecha españoles que tratan desacreditar al país latinoamericano, a la que se han unido cargos del Ejecutivo español con declaraciones que «practican la injerencia».
A su parecer, el apoyo de políticos españoles a la Ley de Amnistía promovida por la oposición mayoritaria en la Asamblea Nacional tiene por objetivo «descalificar» a la justicia venezolana, algo que, según denuncia, «estimula» a la oposición del país a seguir «la senda de la violencia» con el objetivo de «derrocar a un gobierno democrático».
El director general para Iberoamérica del Ministerio de Asuntos Exteriores, Pablo Gómez de Olea, trasladó a Isea el rechazo a los «intolerables insultos» de Maduro y lamentó la «actitud impropia» del presidente venezolano, convertida «en una práctica habitual».
Por ello le trasladó la decisión de llamar a consultas a su embajador en Caracas. La llamada a consultas es una herramienta de protesta diplomática que supone la retirada temporal del embajador durante un periodo de tiempo indeterminado.
«España está preocupada por la situación en Venezuela, país con el que comparte grandes afinidades culturales e históricas, y en el que viven más de 200.000 ciudadanos españoles», afirma el comunicado que remitió Asuntos Exteriores.
Por ello, el Ejecutivo reiteró su ofrecimiento de ayuda para paliar «la grave crisis económica y humanitaria que está padeciendo la población venezolana».
Ante «la crisis política en Venezuela», España hizo igualmente un llamamiento a la responsabilidad, a la colaboración, al diálogo, al consenso y a la reconciliación, y subrayó la importancia del respeto a los valores democráticos, a los derechos humanos, al Estado de Derecho, a la independencia de las instituciones y a las garantías constitucionales, añade el texto.
Esta es la quinta vez desde diciembre de 2014 que España convoca al embajador de Venezuela.
La última fue el pasado 22 de enero para trasladar a Mario Isea el rechazo por las palabras de Maduro en las que calificaba a Rajoy de «intervencionista, racista y colonialista» y le pedía explicaciones del viaje de políticos españoles a Caracas.
La anterior tuvo lugar el 27 de julio de 2015 para trasladar al embajador «el rechazo y el malestar» del Gobierno por los «inaceptables insultos» a Rajoy de Maduro, quien le llamó «sicario».
También fue convocado Isea el 15 de abril de ese mismo año para trasladarle su malestar por los «insultos y amenazas» contra España de Maduro al tachar a Rajoy de «racista».
El detonante en esa ocasión fue la aprobación en el Congreso de una resolución que pedía la liberación de los opositores venezolanos presos Leopoldo López y Antonio Ledezma.
Al otro lado del Atlántico, el Gobierno de Maduro convocaba entonces al embajador español en Caracas, Antonio Pérez Hernández, para comunicarle que iba a llevar a cabo una «revisión exhaustiva» de las relaciones bilaterales.
Tan solo una semana después, el 22 de abril, España llamaba a consultas a su embajador en Caracas -la primera de la legislatura- en señal de protesta por la «escalada de insultos, calumnias y amenazas» de Maduro contra España y sus instituciones.
Maduro había acusado al Gobierno de «apoyar al terrorismo» en Venezuela y de formar parte de una «conjura internacional» para derrocarlo. Acusó además a Rajoy de formar parte de «un grupo de bandidos, de corruptos y de ladrones».
La llamada a consultas es una herramienta de protesta diplomática que supone la retirada temporal del embajador durante un periodo de tiempo indeterminado, aunque Pérez Hernández regresó a principios de mayo del año pasado a Caracas.
La primera vez que el Gobierno de Rajoy convocó al representante diplomático venezolano fue el 13 de diciembre de 2014 cuando el secretario de Estado para Iberoamérica, Jesús Gracia, transmitió el malestar de España al encargado de Negocios, Julio García Jarpa.
Exteriores convocó al «segundo» de la legación diplomática porque el embajador había sido llamado a consultas en octubre de 2014 por Maduro «en el marco del proceso de revisión integral» de sus relaciones con España, después de que Rajoy recibiera como líder del PP a Lilian Tintori, esposa del opositor López.
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