El exalcalde de Marbella (Málaga) Julián Muñoz ha declarado este lunes en el juicio del caso 'Pinillo', sobre la operación urbanística desarrollada en la finca del mismo nombre, y ha asegurado que firmó convenios y todos los documentos que le ponían delante sin mirarlos «para defender mi sueldo», porque «era muy cómodo ganar un buen sueldo» así y para que «no me pusieran de patitas en la calle».

«*Que por qué firmaba? Porque era muy cómodo ganar el dinero en un buen sueldo todos los meses. Y el que no cumplía a rajatabla lo que el señor Jesús Gil decía le duraba un segundo», ha declarado el exregidor marbellí, quien ha apuntado que «a estas alturas de mi vida y con la situación psicológica y física en la que estoy, ya no hay nada que me haga no decir las cosas».

Al inicio de su interrogatorio, ha dicho que no estaba «capacitado mentalmente» para declarar por «el tiempo transcurrido y a consecuencia de que el otro día me pusieran en libertad pero la misma cárcel me dejó encerrado no sé por qué», pero finalmente sí ha accedido a contestar sólo a las preguntas de la Fiscalía Anticorrupción y de su defensa.

Así, sobre la operación urbanística en sí, por la que la Fiscalía le pide una condena de 11 años de cárcel, ha asegurado que no sabe «ni dónde está la finca, ni cómo se elabora el expediente. No he participado en este asunto en nada y he firmado todo lo que me han pasado del Ayuntamiento», reconociendo las rúbricas que se le han mostrado.

«Lo desconozco todo», ha dicho ante la insistencia de la Fiscalía en preguntar sobre el expediente de expropiación de la finca y el derecho de reversión, sobre quién hacía los decretos firmados por él y quién decidía los asuntos que iban en el orden del día de los plenos. «Sobre el asunto éste no tengo ni la menor idea, conozco lo que he escuchado aquí, pero los entresijos no», ha reiterado.

«Hoy ya sé un poco más de urbanismo, pero ha sido a base de cárcel, condena, cárcel, condena», ha manifestado Muñoz, quien se ha definido como «un firmante». Ha incidido en su desconocimiento en los temas de urbanismo y en los aspectos jurídicos, como ocurría con el resto de concejales, según ha defendido.

Aunque ha señalado que le da «coraje recurrir a la frase que ahora está de moda», el exalcalde marbellí ha considerado que él era «un responsable político, nada más», y ha añadido que ha «sufrido muchas condenas, me he responsabilizado de lo que he firmado, pero jamás he hecho una cosa siendo consciente de que era un delito, eso se lo puedo asegurar».

EL PODER DE GIL

Ha insistido en que, aunque Gil estuviera inhabilitado, «su sombra era muy alargada» y era él quien llevaba estos asuntos y el que daba las órdenes, reiterando lo que ya ha dicho en otros juicios, que firmaba convenios «hasta en el capó de los coches». Además, ha lamentado que «a día de hoy, siguen bajando diligencias previas, después de muchos años. *Usted cree que me voy a acordar?».

Sí ha señalado que el propietario original de la finca era amigo personal de Gil, algo en lo que ha coincidido con el exasesor de Urbanismo y de la sociedad Planeamiento 2000, Juan Antonio Roca, que ha sido el siguiente en comenzar su declaración en este juicio, en el que se enfrenta a una petición de 15 años de prisión por parte de la Fiscalía Anticorrupción.

Roca ha asegurado que, precisamente, «la compra de la finca fue para hacerle un favor» al propietario, «amigo del alcalde», y que no hubo intención de expropiar, sino que fue «una farsa». Por esto, ha declarado, mientras que Gil estuvo vivo, el que era dueño «nunca pidió la reversión de la finca, porque no podía tener la cara dura de pedir algo que se había hecho por un favor».

El juicio continúa este martes. En esta causa se investiga la operación urbanística sobre la finca 'El Pinillo', que comenzó con la expropiación a sus dueños, que pasó a ser urbanizable y cuyo crédito hipotecario, que la gravaba, fue transmitido, participando Roca, según el fiscal, como interlocutor del Ayuntamiento, pero también a través de una empresa, en la que estaba junto a Jesús Gil.