El juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz, que envió a la cárcel al extesorero el 27 de junio de 2013, mantiene imputado a Bárcenas en el 'caso Gürtel' y en la pieza separada en la que investiga la supuesta contabilidad B del PP por los delitos de blanqueo de capitales, fraude fiscal, cohecho, falsedad documental y estafa procesal en grado de tentativa.
A su esposa, Rosalía Iglesias, que «no tiene ni para Coca-Cola», según declaró el pasado 28 de mayo el exsenador del PP y amigo del matrimonio Luis Fraga, se le atribuyen los mismos delitos que a su marido menos el de cohecho.
Las cuentas de ambos, su vivienda en Madrid y su chalet en la estación de esquí de Baqueira Beret están embargados desde julio de 2013 para cubrir las responsabilidades civiles que podrían afrontar en un eventual juicio, que ascenderían, respectivamente, a 43,2 y 6 millones, respectivamente.
El rastro del dinero
Mientras tanto, el juez Ruz sigue rastreando tres transacciones a Uruguay por valor de tres millones de euros que el extesorero realizó entre abril y junio de 2009, dos meses después de que se produjeran las detenciones de los cabecillas de la trama, según fuentes jurídicas consultadas por Europa Press.
Las dos primeras, de un millón de euros, acabaron en una sociedad denominada Grupo Sur de Valores y la tercera, también por valor de un millón, fue a parar a Lidmel International. Según una comisión rogatoria que las autoridades de Uruguay remitieron al juez en junio pasado, una parte de esa inversión -920.000 dólares (679.733 euros)- fue repartida en 23 transferencias a compañías de siete países: Argentina, Estados Unidos, China, Hong Kong, Tailandia, India y Gran Bretaña.
Se trata de compañías dedicadas a la distribución de dispositivos GPS de la marca Garmin, la fabricación de cosechadoras agrícolas, artículos de bisutería, pantallas LED para eventos deportivos, escenarios y aparatos para masajes, servicios de transporte internacional de carga y alquiler y venta de inmuebles.
Cinco peticiones de libertad
Durante el año en el que Bárcenas ha permanecido en prisión, su abogado, Javier Gómez de Liaño, ha solicitado su puesta en libertad en cinco ocasiones, la última de ellas a comienzos de este mes alegando que el Tribunal Penal Federal de Suiza revisará la autorización que tenía el juez Ruz para que la documentación que le ha facilitado en el marco del 'caso Gürtel' sea utilizada en un futuro juicio oral.
En las cuatro primeras tanto el juez Ruz como la Sala de lo Penal han mantenido la situación de prisión provisional en la que se encuentra Bárcenas alegando que sigue latente el riesgo de fuga, de reiteración delictiva y de destrucción de pruebas y que el imputado no ha colaborado con la justicia para poner al descubierto todo su patrimonio.
Tras su ingreso en prisión, Bárcenas dio un giro a su estrategia de defensa el 15 de julio de 2013 y admitió la autoría de la contabilidad B del PP, que ha permitido investigar, entre otras actuaciones, si las obras de remodelación de Génova se pagaron con dinero negro y operaciones presuntamente irregulares en el PP de Castilla-La Mancha, La Rioja y Pontevedra. El pasado 10 de abril volvió a declarar ante el juez para señalar que cada organización territorial disponía de «una caja B».
La vida en prisión
Bárcenas, que antes de su detención mantenía un alto de nivel de vida con continuos viajes de esquí a las estaciones más caras de los Alpes y cenas en restaurantes de lujo, se ha tenido que acostumbrar este año a vivir con un máximo de 80 euros a la semana que únicamente ha podido gastar en el economato de la prisión.
El extesorero fue muy bien recibido en Soto del Real hasta el punto de que varios compañeros de celda llegaron a describirlo como «un héroe» y «una persona majísima». Según fuentes penitenciarias consultadas por Europa Press, en julio de 2013 Bárcenas recurrió a un demandero, figura habitual en las cárceles, para que le hiciera llegar los puros que se suele fumar en el patio, ya que no le gustan los que venden en el economato.
El peor episodio vivido por Bárcenas en prisión se produjo el 31 de diciembre pasado, cuando tuvo que ser ingresado en el Hospital Gregorio Marañón tras sufrir una urticaria. Durante ese traslado mantuvo un enfrentamiento con la Guardia Civil por el que fue sancionado sin paseos en el patio.
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