El presidente de la Diputación de Castellón, Carlos Fabra, ha anunciado en un acto de partido que abandonará su cargo después de la próximas elecciones autonómicas y ha reiterado su «inocencia» ante los delitos de cohecho, tráfico de influencias y fraude fiscal por los que está imputado. Después de seis meses alejado de sus funciones para someterse a un trasplante de hígado, Fabra ha regresado a la actividad política con un acto de bienvenida celebrado en el Palacio de Congresos de Castellón ante 1.200 militantes y en el que ha participado el presidente de la Generalitat, Francisco Camps, quien ha arropado a líder popular y le ha ensalzado como «gran persona y político».

El presidente de la Diputación ha aprovechado este encuentro, en el que no ha estado presente ningún miembro de la directiva nacional de su partido, para anunciar públicamente su intención de apartarse de la primera línea de la política, y ha designado como sucesor al actual adjunto a la presidencia del PP en Castellón, Javier Moliner.

Inocente

En su discurso ha asegurado que es «inocente» y que no ha querido dimitir de su cargo para pelear «por su honor», como haría cualquier ciudadano al que «le acusan de un delito que no ha cometido». «De lo único que me declaro culpable es de haberme dejado la piel por defender la tierra que me vio nacer, aunque confieso que jamás pensé que mi familia y yo íbamos a pagar un precio tan alto», ha asegurado en uno de los discurso «más difíciles» de su trayectoria, según ha reconocido.

«Hemos soportado acusaciones e insultos que jamás antes se habían pronunciado por responsables políticos: para ellos, nosotros somos sus enemigos; para nosotros, ellos solo nuestros adversarios, y esa es la diferencia entre el respeto y el odio», ha proclamado.