El Ministerio de Sanidad y Política Social y las comunidades autónomas acordaron ayer, en el marco del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (CISNS), unos límites nutricionales básicos para los alimentos que se venden en los centros escolares públicos no universitarios a través de máquinas expendedoras o cafeterías, entre los que se establece dejar de vender aquellos productos envasados -bollería industrial o chucherías- con un «alto contenido energético».
De este modo, se establecen unos límites para el contenido de grasas, azúcares y sal de estos alimentos, entre los que no se incluye «el clásico bocadillo», como aseguró la ministra del ramo, Trinidad Jiménez. Así, el valor energético no debe superar las 200 kilocalorías, que en un 35% como máximo procederá de la grasa en un 10%, como mucho, de grasas saturadas.
Bollos y chucherías
Igualmente, sólo un máximo del 30% de estas kilocalorías procederá de azúcares totales, salvo en frutas, zumos o productos lácteos, mientras que el contenido de sal para cada alimento no deberá superar los 0,5 gramos.
Aunque estos criterios básicos acordados por las comunidades son sólo unas recomendaciones «y no una prohibición», Jiménez aseguró que «no será necesario desarrollar ninguna norma» ya que los consejeros autonómicos dieron el visto bueno a estas limitaciones y está «convencida de que todas (las comunidades) cumplirán con lo acordado».
Además, las comunidades también acordaron que cada una deberá hacer un seguimiento para comprobar que los colegios e institutos cumplen con estas limitaciones. Asimismo, desde el Ministerio han insistido en que «no se prohibirá ningún alimento ni ningún grupo de alimentos», precisando que «habrá bollos que estén fuera y otros que no».
El objetivo, según Jiménez, es mejorar los hábitos alimentarios de los niños y prevenir la obesidad, recordando que «actualmente uno de cada cuatro niños padece obesidad o sobrepeso», y, al mismo tiempo, está demostrado que la obesidad ha favorecido que «se estén encontrando en niños enfermedades que antes eran de adultos».
Las comunidades acordaron también retirar las máquinas expendedoras de comida en los colegios de Primaria (un 17% de los centros de este tipo disponen actualmente de estos aparatos), mientras que el tiempo dedicado a las comidas no deberá exceder los 30 minutos, «para que el alumnado pueda disfrutar de ellas de forma relajada».
1 comentario
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O sea que de pequeños, todo vale para prevenir en el bar de la escuela, lo que se les da en casa. Y luego al llegar a la pubertad, les damos pista libra para el botellón y las drogas. Un aplauso para estos aspirantes a político que nos han tocado.