El Papa, de 86 años, ha lavado los pies a doce menores - diez chicos y dos chicas- reclusos en el correccional de Casal del Marmo en Roma, hasta donde ha acudido esta tarde a celebrar la misa de Jueves Santo, tan solo 5 días después de que le hayan dado del hospital.
Francisco ha entrado en silla de ruedas al centro penitenciario -donde ya estuvo hace 10 años en su primera Semana Santa como Papa en 2013- y ha sido acogido por el sacerdote capellán penitenciario, Nicolò Ceccolini.
El Pontífice ha anunciado a los menores que iba a lavarles los pies como lo hizo Jesús con sus discípulos. "Espero conseguirlo porque no puedo caminar bien", ha apreciado.
Los jóvenes estaban sentados en un palco situado en alto a la altura del torso del Pontífice para evitar que tuviera que agacharse cada vez ante cada uno ellos. Con cuidado, el Pontífice ha lavado y besado sus pies.
En la capilla ante un centenar de internos, funcionarios y trabajadores del correccional donde rompió moldes hace una década lavando los pies a una joven mujer musulmana, el Papa ha improvisado la homilía para recordar a los menores internados que "el Señor está siempre de su lado" y que "nunca se asusta" de lo que tienen dentro.
Francisco ha explicado así que lavar los pies "no es un gesto folclórico" sino "un gesto que anuncia"cómo se tiene que ser. Además, ha denunciado las "injusticias" del mundo como que haya "gente sin trabajo" o "sin dinero para comprar medicación".
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