Las operaciones de rescate siguen aún en marcha, y los equipos de emergencias ya han logrado retirar cerca de 200 toneladas de escombros de la construcción afectada, un edificio residencial de nueve plantas. En los últimos días, las autoridades rusas han tomado un cambio de estrategia en la guerra en Ucrania, de forma que están focalizando los ataques a zonas civiles e infraestructuras. Moscú ha tomado esta medida en represalia por una explosión el sábado que dañó el estratégico puente de Kerch, que une Rusia y la península de Crimea, anexionada en 2014.
Por otra parte, un informe de Estados Unidos ha revelado este viernes que el Ejército de Rusia ha perdido desde el pasado 24 de febrero cerca de 6.000 unidades de material militar y que no tiene capacidad para reponer ni fabricar la tecnología perdida en el frente debido al efecto de las sanciones occidentales contra la industria rusa. Ya en mayo, Washington comenzó a detectar falta de suministro crítico en las filas rusas, especialmente de motores diésel, partes de helicópteros, así como aviones o tanques blindados. La capacidad de Rusia de fabricar armas de precisión también se ha visto afectada por el veto a la exportación, según un informe de la Oficina del Director de Inteligencia Nacional.
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