El resultado de estas elecciones trienales se ha convertido prácticamente en lo de menos pero es un indicador de la confianza de los votantes aproximadamente nueve meses después del gobierno del primer ministro Fumio Kishida, quien fijó el objetivo de que su gobernante Partido Liberal Democrático y su socio de coalición, Komeito, conserven la mayoría en la cámara alta, para lo que necesitan 55 escaños.
Todo parece indicar que sus deseos se verán cumplidos. De acuerdo con las encuestas de esta semana, tanto el PLD como el Komeito no solo mantendrán como mínimo su proporción actual, sino que el partido del primer ministro podría subir incluso en escaños, lo que cimentaría el control del mandatario sobre la formación en medio de tiempos económicos extremadamente convulsos. La fragmentada oposición japonesa representada principalmente en Partido Democrático Constitucional de Japón y en el Partido Democrático para el Pueblo puede mantener no obstante cierta fuerza en la cámara alta.
El emergente partido conservador Iniciativas desde Japón puede aprovechar su creciente popularidad vista en elecciones recientes. Todos los partidos defendieron al unísono la celebración de elecciones a pesar del trauma que ha representado el asesinato de Abe. «Las elecciones son el pilar de la democracia y la democracia hay que defenderla», declaró Kishida el viernes. «No podemos rendirnos ante la violencia y por esta razón seguiremos luchando en la campaña electoral hasta el final. Espero que el pueblo de Japón piense en ello y trabaje duro para proteger a nuestra democracia», manifestó el primer ministro.
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