El primer ministro de Francia, Jean Castex, ha anunciado este viernes, en el marco del Consejo de Defensa de la Salud, que en Año Nuevo no estarán permitidos los fuegos artificiales ni las reuniones en la vía pública debido al coronavirus, según informaciones recogidas por el diario francés Le monde. «Estarán prohibidas las reuniones, el consumo de alcohol en la vía pública e invitaremos a los municipios a renunciar a los fuegos artificiales», ha detallado Castex.
A su juicio «cuantos menos seamos, menos riesgos correremos». También ha abogado porque se promueva la vacunación y para ello, la tarjeta sanitaria se convertirá en «carné de vacunación» a principios de 2022, precisando que se presentará en el Parlamento un proyecto de ley en este sentido a principios del año que viene. La semana que viene se iniciará una consulta preliminar sobre este proyecto legislativo y sobre «cualquier otra disposición útil para extender la vacunación en la medida de lo posible», ha aseverado Castex.
Por otro lado, el ministro de Salid francés, Olivier Véran, ha anunciado este sábado que la tercera dosis de vacuna será obligatoria para trabajadores de la salud y bomberos a partir del 30 de enero. «Vamos a fortalecer la obligación de vacunación de trabajadores de la salud y bomberos integrando la tercera dosis a partir del 30 de enero. No queremos, como en Escocia, que tengamos entre un 25 y un 30% de cuidadores que no podrían trabajar porque todos estarían en contacto y por tanto en cuarentena», ha explicado Véran a France Inter, donde ha confirmado la existencia de «varios brotes de hospitalizados por la variante ómicron, particularmente en la región de París». Hasta ahora, Francia ha registrado 240 casos de ómicron y se enfrenta a una quinta ola de contagios a pocos días de las fiestas de Navidad.
Véran subrayó este sábado en una entrevista a la emisora France Inter que hay que acelerar la vacunación ante la variante ómicron, que es «mucho, mucho, mucho más contagiosa» que delta, y que podría ser mayoritaria en Francia dentro de dos semanas. «Los que no están vacunados se contaminarán y habrá casos graves», advirtió después de insistir en que el objetivo de generalizar la vacunación es «evitar una oleada muy fuerte en los hospitales». A ese respecto, recordó que ya hay 52 millones de personas vacunadas en el país, pero quedan unos cinco millones sin inmunizar. Su departamento calcula que entre el 7 y el 10 % de los contagios actualmente ya son de ómicron y que, dada la velocidad de propagación, ese porcentaje subirá al 25-30 % en una semana y a más del 50 % en dos.
El ministro explicó que a causa de esa dinámica ya se han declarado varios focos de contagios en hospitales de la región de París y eso justifica que se vaya a ampliar la obligación de la vacunación de los sanitarios y los bomberos con la dosis de refuerzo a partir del 30 de enero para evitar que la situación se extienda. «No queremos encontrarnos, como en Escocia -argumentó-, con un 25 % o un 30 % de los sanitarios que no pueden trabajar porque son casos contacto, y están en cuarentena». Al término de un Consejo de Defensa presidido por Emmanuel Macron, el primer ministro francés, Jean Castex, anunció ayer que en enero su Gobierno llevará un proyecto de ley al Parlamento para convertir certificado sanitario en certificado de vacunación. Eso significa que ya no se podrá recurrir a los test para validar el certificado, que en Francia es imperativo para tomar algo en un bar o en un restaurante, pero también para ir al cine, a un espectáculo o a un estadio. Haber superado la covid hace menos de seis meses seguiría siendo motivo para tener un certificado válido. Véran avanzó que durante el debate parlamentario se examinará igualmente si estar vacunado será imperativo para tomar un transporte de larga distancia, como un tren, un autobús o un avión.
También consideró «una cuestión legítima» la posibilidad de imponer el certificado sanitario para trabajar. En ese caso -puntualizó- además de la vacunación se daría la posibilidad de validarlo con un test negativo, como ocurre hasta ahora. Preguntado sobre por qué no se establece la obligación de la vacunación con carácter general, su respuesta es que está «convencido de que el certificado sanitario es más eficaz que un sistema de multas». La razón es que los refractarios estarían dispuestos a pagar multas cada semana y no vacunarse, mientras que el certificado les obliga a hacerlo para poder tener vida social.
El titular de Sanidad indicó que «si todo va bien», la vacunación de todos los niños de 5 a 11 años, con carácter voluntario, podrá empezar en Francia «el día 22 por la tarde». La campaña ya ha empezado para los niños con alguna enfermedad que supone un riesgo en caso de que se contagien de covid, o que viven con personas inmunodeprimidas, pero para el resto todavía no se han recibido todos los dictámenes de diferentes instancias de expertos. Véran lo explicó porque en la cuestión de la vacunación «Francia es un país que duda más que otros como España». A ese respecto, hizo notar que hace un año en España un 70 % de la población se declaraba dispuesta a vacunarse, mientras en Francia el porcentaje era del 37 %.
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