El alcalde interino de Seúl, Seo Jeong Hyup, ha pedido a la ciudadanía que a partir de la próxima semana «acaten de forma estricta los requisitos» impuestos por las autoridades, pese a que ello conllevará «sacrificar las rutinas diarias».
La medida, que afectará a unas 10 millones de personas, se produce después de que el Gobierno de Corea del Sur haya contabilizado en las últimas dos semanas más de 5.100 nuevos casos, la mayoría de ellos ligados a una iglesia conservadora en el norte de Seúl y a una manifestación contra el Gobierno celebrada el pasado 15 de agosto en la capital.
Seo ha alertado a la población de la capital de que si el virus continúa con la expansión que ha mantenido hasta el momento, la economía se podría ver sumida en «una situación terrible», por lo que no ha descartado que durante la semana las medidas puedan ser todavía más endurecidas.
Mientras tanto, el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de Corea del Sur (KCDC) ha informado de 248 nuevos casos de coronavirus, tras varios días por encima de los 300. Entre los contagios del último día, hay 238 de transmisión comunitaria, elevando el total del país a 19.947.
Las cifras de las últimas dos semanas contrastan con las que se habían contabilizado a principios de agosto, cuando Corea del Sur tenía la situación bajo control sumando diariamente casos que no superaban los dos dígitos.
El KCDC ha informado de un ligero aumento en el número de fallecidos, ahora son 324 y de la recuperación de 14.973 pacientes, después de que se haya dado de alta a 70 personas en las últimas 24 horas, tal y como ha apuntado la agencia de noticias surcoreana Yonhap.
Las autoridades del resto de las ciudades más pobladas del país han prohibido cualquier manifestación de más de 10 personas, y en Seúl el uso de mascarillas es obligatorio en todo momento, tanto en espacios públicos abiertos, como cerrados.
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